A veces la presión, los fantasmas de antaño o no sé qué, pueden acabar en una fracción de segundos con los nervios y los sueños.
El triplista Lázaro Martínez llegó al Mundial de Atletismo bajo techo Belgrado 2022 en medio de un resurgir de su rendimiento. Y si hubo nervios o algún tipo de temor, no fueron más fuertes que sus ganas de volar.
No había espacio para la duda. Lázaro se dispuso a arrancar. Miró al frente, abajo… y salió con un pequeño salto. Disparado hacia la tabla.
Un paso. Dos. Y a volar. Brazos y piernas revolviéndose antes de prepararse para el aterrizaje. Cayó y se levantó como un resorte. Mientras salía de la arena, miró la marca que dejó el impacto de su caída.
Aplaudió y soltó un grito al viento: 17 metros y 64 centímetros, mejor registro de la temporada. Con ese primer intento le bastó para ser inalcanzable.
Ni el campeón olímpico Pedro Pablo Pichardo (17.46), con récord nacional para Portugal en ese tipo de citas, ni el estadounidense Donald Scott (17.21),
pudieron impedir que Lázaro Martínez inaugurara el medallero para Cuba.
La bandera lo arropó. Y él bailó con ella, festejando su triunfo, la victoria sobre los fantasmas y el pasado. Como dice su máxima: «aprovechando el momento, ya que mañana no sabemos donde estaremos». Hoy, de momento, vuela alto.