Sí, reconozcámoslo otra vez aunque a algunos les cansen estas palabras. El boxeo cubano es uno de los motores impulsores del deporte cubano. Quizás el de mayor potencia. ¿En qué me baso en esta ocasión? Pues en el formidable resultado que acuñó la selección juvenil que incursionó en el Torneo Juvenil Adriatic Pearl, celebrado en Budva, ciudad de Montenegro.
Cuatro medallas de oro y par de bronces fue la cosecha alcanzada ante rivales de naciones de reconocida jerarquía. A ello se suma que este propio equipo fue el que plantó bandera en los Primeros Juegos Panamericanos de la Juventud de Cali el pasado año. Tamaño efecto no solo certificó lo expresado en las primeras líneas de este trabajo, también legitima algo que expresan con frecuencia los principales especialistas de este deporte en Cuba: Hay talento para confiar en un futuro victorioso.
Los meses que se avecinan serán intensos para nuestro pugilismo. La final de la Serie Nacional con sede en Camagüey del 16 al 22 de abril y el Torneo Playa Girón en Santiago de Cuba en junio, se anuncian como lides de sumo interés. No solo porque calibrarán el estado actual de las primeras y segundas figuras en cada división. Sino también, porque permitirán apreciar el sostenido crecimiento de un grupo de jóvenes que a puñetazos desean llegar más lejos.
Los avalan sus resultados y calidad. ¿Concuerda conmigo?