Con más de tres décadas de ininterrumpida labor, el Centro Nacional de Investigaciones de las Artes Escénicas (CNIAE), dedicado a la investigación, desarrollo e innovación en el universo de las tablas en Cuba, continúa el diálogo de sus prestigiosos especialistas con los creadores y el público aficionado a esta expresión artística, interés que durante lo que resta del mes de marzo tendrá como centro la tertulia Hablemos sobre el Teatro Cubano y el comienzo de las jornada de celebración por el aniversario 80 del natalicio de Héctor Quintero y el 60 de su trascendental obra de Contigo pan y cebolla.
La prestigiosa dramaturga, crítica y ensayista Esther Suárez Durán, una de las más sobresalientes y entusiastas organizadoras y promotoras de estos proyectos, anunció a la prensa que para el 21 de marzo está previsto el encuentro para dialogar sobre sobre el Teatro Cubano, el cual se realizará bajo la conducción del también reconocido actor y crítico Roberto Gacio, con la participación de varios premios nacionales de Teatro, entre los que han confirmado su asistencias la actriz Verónica Lynn y el dramaturgo y director Gerardo Fulleda León.
A esa instructiva cita del CNIAE, que tendrá como sede la sala Llauradó (3.00 p.m.), pueden participar tanto los profesionales de las artes escénicas como los interesados en el teatro cubano, cuyos orígenes se remontan a la primera mitad de los años 30 del siglo XVIII cuando en Sevilla se publicó la comedia El príncipe jardinero y fingido Cloridano, de Santiago de Pita y Borroto, estrenada en La Habana en 1791, suceso que ocasionó un sonado revuelo crítico a base de escándalo y ataques a su incidencia, perversidades y abominaciones, aunque el público aplaudió con agrado esta comedia que dio origen al choteo en las tablas de la Isla; en tanto está considerado como el primer texto dramático cubano.
Será esta una posibilidad “de lujo” para conocer, a través de autorizadas voces, asuntos relacionados con el teatro insular, sobre todo el concerniente al siglo XX que abrió las posibilidades al talento y la creatividad, con figuras de la talla de Virgilio Piñera, Carlos Felipe, Rolando Ferrer y Paco Alfonso; así como .de los cambios radicales ocurridos en esta zona de la creación artística a partir del año 1959 hasta el presente.
Para el 28 de marzo, en la Sala Martí de la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí, a las 10:00 a.m., se anuncia un interesante coloquio en homenaje al gran maestro Héctor Quintero (La Habana, 1942-2011), el cual estará conducido por la actriz Cirita Santana con un panel integrado por artistas con una extensa experiencia de trabajo con este extraordinario dramaturgo y director, como Mario Aguirre, Diana Rosa Suárez, Miriam Learra y Aramís Delgado.
Contigo Pan y Cebolla está considerada, junto con (Aire Frío, de Virgilio Piñera (Cárdenas, 1912-La Habana, 1979) y Santa Camila de La Habana Vieja, de José Ramón Brene (Cárdenas, 1927-La Habana, 1990), como tres estremecedoras piezas de la dramaturgia nacional del año 1962, magistralmente hilvanadas en la obra Vuélveme a querer, un texto de Esther Suárez, que cautivó al público capitalino en la representación del grupo Vitral Teatro, bajo la dirección artística y general de Alejandro Palomino.
Es autor, además, de otras inolvidables puestas que algunos recordamos con nostalgia y deseos de volver a disfrutar, entre ellas La última carta de la baraja, Sábado corto, Te sigo esperando, Los siete pecados capitales y Esto no tiene nombre —por solo citar algunas de las que ganaron resonantes palmas del público-—.
Héctor aseguraba que, a pesar de algunas agresivas y desalentadoras críticas hechas públicas por noveles especialistas de los últimos tiempos contra su obra creadora en la escena cubana, “no puedo guardar recuerdos amargos de mi larga vida teatral. Todo lo contrario, me tocó conocer y trabajar con decenas de creadores muy valiosos, y siempre mantendré como mi mayor premio el reconocimiento y el amor del gran público”.
Una de sus últimas realizaciones escénicas fue el espectáculo en homenaje a Ignacio Villa, Bola de Nieve, titulado Monseñor Bola, cuyo éxito absoluto, evidenció el talento y el inagotable imaginario de este maestro, quien se declaró siempre defensor de lo popular y criollo en el arte.
Fue igualmente, durante algunos años, Presidente del Centro Cubano del Instituto Internacional del Teatro, de la UNESCO, y posteriormente director general del Complejo Cultural Dos gardenias; además de dirigir, por algún tiempo, el Centro de Teatro y Danza de La Habana.
Serán dos valiosos y necesarios encuentros organizados por el CNIAE, una institución imprescindible para el estudio y preservación del acervo teatral cubano, a pesar de la prácticamente nula promoción a sus múltiples actividades y que aún no dispone de una sede propia, ya que desde hace algunos años radica en el inmueble que ocupa la Sala Llauradó.
Este centro se encarga, además, de promocionar los estrenos y reposiciones teatrales, así como se preocupa por dar a conocer los homenajes, fallecimientos y premios obtenidos por los artistas de las tablas en Cuba; además de reproducir los trabajos críticos e investigaciones más sobresalientes sobre teatro, aparecidos en la prensa especializada.