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Patria: arma de combate de Martí

“En Martí se reunieron todas las condi­ciones históricas, epocales y personales para hacer un periódico de esa naturale­za. El semanario surge porque estaba el hombre capaz de hacerlo, que era Martí sin duda alguna, el avezado periodista capaz de escribir los textos y armarlos como un periódico. Recordemos que Martí se sentaba con los cajistas, decidía el diseño, distribuía el espacio. Más que un jefe de redacción era un verdadero editor en funciones”.

Así describió el Doctor en Ciencias Históricas Pedro Pablo Rodríguez López la labor del Maes­tro en Patria, que dirigió desde su fundación el 14 de marzo de 1892 hasta su muerte, el 19 de mayo de 1895. En él combinó la prédica en favor de la Guerra Necesaria, con una intensa labor ideoló­gica contra todo lo que entorpeciera ese propó­sito y expuso el programa que concibió para la independencia y fundar “en el ejercicio franco y cordial de las capacidades legítimas del hom­bre, un pueblo nuevo y de sincera democracia”. La propaganda necesaria no le llevó en ningún momento a abandonar ese estilo tan personal de hacer periodismo, capaz de captar la atención de sus lectores por lo atractivo de los temas, el domi­nio de las técnicas narrativas, y en ocasiones, la combinación de literatura y política.

Uno de sus colaboradores, Rafael Serra, describió cómo concebían cada edición: “¡Y qué cordialidad, qué emulación entre todos los que formaban la plana mayor de Patria! (…), no levantaban la mano, ni desertaban de su pues­to por más que fuesen las altas horas de la no­che, hasta que no dejaban el periódico no solo impreso, sino depositado en el correo. Y todos, Martí inclusive, cargaban sus fardos de perió­dicos a pesar de la nieve y la ventisca, aunque el frío les quemase las manos sin guantes”.

La preocupación personal del Maestro por los detalles se demostró en la carta que le escribió apenado a Serafín Sánchez cuando un texto de este sobre un héroe de la guerra había salido sin crédito, lo que Martí calificó de descuido imper­donable de la imprenta: “Todo lo tengo que hacer, como un mulo de noria. Y no me importaría, si me alcanzare el cuerpo deshecho para todo”.

Pese a los 130 años transcurridos desde su fundación, Patria sigue constituyendo un para­digma de prensa revolucionaria.

No fue órgano del Partido Revolucionario Cu­bano, que surgió un mes más tarde, sino un arma de combate del Apóstol, donde volcó su inteligen­cia, creatividad, experiencia política y su aguda comprensión de la urgencia de emprender la bata­lla por la independencia de Cuba para cerrarle el paso a Estados Unidos, cuya voracidad imperial denunció con claridad meridiana.

 

Un soldado de la Revolución

En la primera plana de la edición inicial, en el texto Nuestras ideas, declaró que Patria surgía “por la voluntad y con los recursos de los cuba­nos y puertorriqueños independientes de New York, para contribuir, sin premura y sin des­canso, a la organización de los hombres libres de Cuba y Puerto Rico, en acuerdo con las con­diciones y necesidades actuales de las Islas”. Y agregaba: “Para juntar y para vivir en la pa­sión de la verdad, nace este periódico”.

En el artículo A nuestra prensa, aparecido en otra de las páginas de la edición fundacional, se abundó en este concepto: “Nace este periódico, a la hora del peligro, para velar por la libertad, para contribuir a que sus fuerzas sean invenci­bles por la unión, y para evitar que el enemigo nos vuelva a vencer por nuestro desorden”. Y calificó a la recién surgida publicación como un soldado.

El periódico contó con variadas secciones y desde el inicio anunció algunas de ellas: “En Patria publicaremos ‘La Situación Política’ que refleje, de adentro y de afuera, cuanto cubanos y puertorriqueños necesitan saber del país; los ‘Hé­roes’ que nos pintarán los que no se han cansado aún de serlo; los ‘Caracteres’ de nuestro pueblo, de lo más pobre como de lo más dichoso de la vida, para que no caiga la fe de los olvidadizos; la ‘Guerra’, o crónica de ella, en relación unas veces en anécdotas otras por donde a chispazos se vea nuestro poder en la dificultad y nuestra firmeza en la desdicha; la ‘Cartilla revolucionaria’ donde se enseñará, desde el zapato hasta el caer muerto, el arte de pelear por la independencia del país: a vestirse, a calzarse, a curarse, a fabricar cápsulas y pólvora, a remendar las armas…”.

También publicó las Bases del Partido Revo­lucionario Cubano, sus miembros, informacio­nes sobre los clubes revolucionarios, actividades patrióticas, recreativas y otros temas de interés.

Un dato curioso: Patria circuló en Cuba de forma clandestina pero, para no ser descubierto, los paquetes de periódicos venían envueltos en La Correspondencia de España, uno de los medios más reaccionarios que se publicaban en la Isla.

 

De la guerra

La concepción martiana de la Guerra Necesaria quedó plasmada en Patria cuando afirmó: “Es criminal quien promueve en un país la guerra que se le puede evitar; y quien deja de promover la guerra inevitable. Es criminal quien ve ir al país a un conflicto que la provocación fomenta y la desesperación favorece, y no prepara, o ayuda a preparar, el país para el conflicto. Y el crimen es mayor cuando se conoce, por la experiencia previa, que el desorden de la preparación puede acarrear la derrota del patriotismo más glorioso, o poner en la patria triunfante los gérmenes de su disolución definitiva. El que no ayuda hoy a preparar la guerra, ayuda ya a disolver el país”.

 

Antimperialismo

Esta última afirmación tenía mucho que ver con el inminente peligro que representaban las apetencias expansionistas del coloso del Nor­te. De ahí que el Apóstol se emplease a fondo en demostrar, como lo hizo en la edición del 23 de marzo de 1894, La verdad sobre los Estados Unidos, como tituló el texto, cuya finalidad era que “por ignorancia, o deslumbramiento, o impaciencia, no caigan los pueblos de casta española, al consejo de la toga remilgada y el interés asustadizo, en la servidumbre inmoral y enervante de una civilización dañada y ajena”.

Y no es solo en esta ocasión que Patria mos­tró la verdadera entraña del vecino poderoso. Ese mismo texto anunció la salida de una sec­ción bajo el nombre de Apuntes sobre los Estados Unidos, contentivos de traducciones de noticias publicadas en la prensa estadounidense, funda­mentalmente en los diarios The Sun y The New York Herald, donde se reflejaban con toda su crudeza sucesos violentos, vinculados inclusive a la política, que eran parte de la vida cotidiana de ese convulso país y revelaban su esencia.

 

Los obreros, sostén de la causa

El reconocimiento de la contribución de los tra­bajadores a la preparación de la contienda libera­dora fue una constante en las páginas de Patria. Se reflejó de manera conmovedora, por ejemplo, en el texto Los cubanos de Ocala, donde se realza el sacrificio que representaba para ellos el aporte monetario para la guerra, arrancado de sus exi­guos salarios, que entregaban con total disposi­ción, sin esperar reconocimiento alguno

El artículo titulado El obrero cubano reco­noció que entre los obreros de Cuba Patria había hallado algunos de los hombres que con más de­coro y juicio preparaban el país al orden y repú­blica de su libertad y con sus virtudes de carác­ter y de pensamiento lo honraban más.

 

¿Obra terminada?

Dos días después de estallada la contienda, Martí escribió una carta desde Santo Domingo dirigida a Gonzalo de Quesada y a Benjamín J. Guerra, en la cual les impartía orientacio­nes sobre la forma y contenido del periódico: “Embellezcan y regularicen a Patria (…) mucha noticia ahora (…) todo lo de Cuba (…) y siempre amenidad revolucionaria”.

En la edición del 17 de junio de 1895 apareció una nota sobre la muerte del Maestro y el núme­ro siguiente se dedicó a su figura. Patria dejó de existir el 31 de diciembre de 1898, con una nota de despedida titulada Obra terminada. Nada más lejos de la verdad. Al día siguiente se inició oficial­mente en Cuba la ocupación militar de Estados Unidos. El empeño emancipador y antimperialista del creador de Patria había quedado inconcluso.

Correspondió a nuevos libertadores resca­tarlo y hacerlo realidad. Y como homenaje a aquel periódico-soldado, su fecha fundacional se escogió como el Día de la Prensa Cubana.

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