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Medidas contra Rusia violan principios adorados por Occidente

El ministro ruso de Finanzas, Antón Siluánov, declaró hoy que las medidas económicas, financieras y comerciales contra Rusia violan los principios y enfoques del mercado que siempre adoraron los países occidentales.

 

 

Entrevistado en el programa televisivo “Moscú. Kremlin. Putin”, el alto funcionario subrayó que esas restricciones afectan a todo el comercio mundial y, en última instancia, regresarán a los países que las impusieron.

“El efecto rebote golpeará a aquellos países que imponen tales medidas, las restricciones a una economía tan grande como la rusa ciertamente se sentirán en todo el mundo”, enfatizó el titular de Finanzas.

Sobre el tema, la portavoz de la Cancillería rusa, María Zajárova, manifestó en días recientes que las medidas ilegales de los países de Occidente en contra de Rusia tendrán y tienen un efecto boomerang.

La funcionaria opinó que las sanciones son aplicadas, sobre todo, por instigación de Washington, Londres y de todos los Estados miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

Advirtió que a todos los golpeará porque el mundo está interconectado, la economía está globalizada y las actividades económicas y financieras comunes sufrirán si una parte del mundo recibe este golpe absolutamente salvaje de otras partes del mundo.

Moscú aprobó un grupo de disposiciones económicas y financieras para hacerle frente a las más de dos mil 800 medidas punitivas extranjeras aplicadas contra el país desde mediados del mes pasado, en especial luego del inicio de la operación militar en Ucrania el 24 de febrero pasado.

Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Japón y los países de la Unión Europea (UE) impusieron nuevas sanciones a Rusia, apuntando a sectores clave del comercio, las finanzas, la energía, las exportaciones, la aviación y el espacio.

Las restricciones incluyeron la desconexión parcial de bancos rusos del sistema internacional de pagos Swift, el cierre del espacio aéreo para sus aerolíneas, la paralización de las reservas internacionales del Banco Central de Rusia y el embargo a las compras de petróleo por Washington.

En Moscú, los rusos miran con recelo cómo el rublo cae mientras aumenta el valor del dólar y el euro, y con ellos los precios de algunos productos, a la vez que escuchan y leen preocupados los anuncios desde el exterior sobre el cierre de tradicionales marcas internacionales de electrónica, ropa, muebles o servicios.

Agencias de análisis ya comenzaron a pronosticar que los acontecimientos en Ucrania y las medidas contra Rusia, entre muchas consecuencias, provocarán una caída del Producto Interno Bruto mundial y un aumento de la tasa de inflación global.

Asimismo, llamaron la atención sobre la subida del costo de las materias primas, entre ellas del gas y el petróleo, así como de la gasolina y sus derivados, por lo que los precios de las mercancías en las tiendas se harán insostenibles.

Cuando comenzó la operación militar de Moscú en Ucrania, el escritor español Arturo Pérez Reverte le enfiló los cañones a la política segundona de la UE, tras los pasos de Estados Unidos: “Europa es una piltrafa y Putin lo sabe. En unas semanas, quienes hoy lo critican negociarán sobre hechos consumados”, apuntó.

En días recientes, el alto representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Joseph Borrell, pidió a los ciudadanos del bloque comunitario que “bajen la calefacción” para ayudar a “cortar el cordón umbilical” con Rusia.

“Corten el gas en sus casas, disminuyan la dependencia de quien ataca a Ucrania”, lanzó en una comparecencia ante el Parlamento Europeo.

Según datos de la Comisión Europea, en este momento el bloque comunitario importa el 90 por ciento del gas que consume y Rusia proporciona más del 40 por ciento de esa cifra.

Además, el 27 por ciento de las importaciones de petróleo y el 46 por ciento de las entradas de carbón a la UE también proceden de Rusia. Sin duda, el “cordón umbilical” es fuerte. Esperemos a ver cuántos siguen a Borrell tras sus llamados irracionales.

Muchos politólogos y economistas coinciden en que la UE tarde o temprano tendrá que sentarse a la mesa con Moscú, y es mejor sea lo antes posible, pues hay una Ucrania pagando el precio de los intereses hegemónicos de Occidente y su firme propósito de destruir a Rusia, no importa cómo.  (Tomado de PL)

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