El Grupo Ala Décima reitera su felicitación, en este su Día Internacional, a todas las mujeres del mundo, en especial a las miembros y colaboradoras de nuestra agrupación, a las colegas del Centro Iberoamericano de la Décima y el Verso Improvisado (al cual pertenecemos), a las miembros del fraterno Grupo de mujeres Décima al filo, y a todas las creadoras decimistas del país y de otras naciones hermanas.
Y añadimos a todo eso, un abrazo muy especial a la vicepresidenta del Grupo Ala Décima, la poetisa Luisa Oneida Landín Ramos, por su invaluable aporte como baluarte en las tareas de dirección de nuestra agrupación, como la incansable y consagrada promotora cultural que ha demostrado ser, y como la delicadísima creadora que es como poetisa en toda la extensión de la palabra, y en particular en la poesía facturada en nuestra estrofa nacional, la décima. De ella compartimos este poema, merecedor del máximo lauro en el VI concurso de décima escrita Toda luz y toda mía (2017), convocado por la fraterna agrupación homónima, con base en Sancti Spíritus, y dado a conocer en el referido año, en el V Festival Toda luz y toda mía.
PAN NUESTRO DE LO INASIBLE
El hogar está dentro de uno…
Excilia Saldaña
Cerca de todo aún lejos de mi hogar aquella casa
fue difícil argamasa nido de amargos reflejos.
Puse en piedra catalejos sobre los pies a mi altura.
Dócil pequeña censura de combinar lo imposible.
Pan nuestro de lo inasible cocina de la ternura.
En dónde cuece el afecto palabras vida certeza
techo de amor y promesa. Oh mi reino sin defecto.
Qué difícil intelecto da fijeza a la cornisa
saliente bajo la brisa del ventanal de mis años
trazos sobre los peldaños tempestad que se desliza.
Yo puedo ser el alpiste donde se fragua el futuro
mi fortaleza es el muro que a los vaivenes resiste.
De adioses el tiempo viste la soledad de los días
Marasmos alegorías que en el temblor de la boca
desde el silencio convoca las sonoras sinfonías.
Hogar dentro inacabado hogar de extraña moldura
qué parte de mí procura volver del café probado.
Aroma del sitio amado tibio rincón de familia
donde lo bueno se afilia en el hacer compartido.
En los rostros que se han ido qué parte de mí se exilia.
Madre vienes tan de prisa con tu respuesta callada
te devuelvo en la mirada la foto de tu sonrisa.
Mi padre en blanca camisa me abraza desde la infancia
aquel hogar su fragancia de llovizna y limonero
trae un enjambre viajero que regresa en la distancia.
Pan nuestro de lo inasible que estás en todo lo bueno
no faltes en el ameno cabalgar por lo posible.
Deja tu miga visible en los trechos de mi casa
cúbreme con fina masa el sabor de mis paredes.
Desde el desdén aún no cedes ante la inercia que arrasa.
Saberte cuando camino por difíciles rompientes
si mis pasos diferentes se pierden en el espino.
Mi casa es patria destino de soñada levadura.
Reflejo de la blancura donde guardo mi regazo
mi casa es hogar escaso para tan grande sutura.
Escribo cicatriz puerta silencio sobre su encina
latidos tras la cortina batiéndose en luz incierta.
Ah luz fragmentada alerta contra los días convulsos
la ingratitud los impulsos hacia el volcán y la calma
luego un canto desde el alma temible de los insultos.
Cuando se me va el recuerdo la casa queda vacía
cuando vuelve la alegría parece que todo es cuerdo.
De lo que fue nada pierdo señales vibran aquí
soy todo lo que viví. Hay marcas que son eternas
más allá de las cavernas: Todo está dentro de mí.