No hay nada más motivador en el fútbol que el espíritu de una remontada. Sabe bien ganar un partido, pero sabe mejor remontarlo. Y de eso el Real Madrid va sobrado. Tiene incluso un manual para conseguirlas. El Madrid de Juanito, el Madrid de Capello.
Y ante la Real Sociedad, los blancos ensayaron una porque la tienen que repetir este miércoles ante el PSG si quieren seguir vivos en la Champions. Y de paso enchufaron al Bernabéu a base de golazos que se escucharon en La Castellana y retumbaron en los Campos Elíseos.
Primero, Camavinga, con lo que fue un grito a la titularidad ante sus paisanos. Y después, Luka Modric, con un insulto a la juventud. El croata tiene 36 años pero va a jugar hasta que él quiera. Y de momento quiere. Y lo demuestra con actuaciones como la de ayer. De tanto regatear, ha regateado también al diccionario y ya no quedan calificativos para elogiarle. Un diez para el diez. Y un aplauso del Bernabéu. Otro más.