El ente internacional divulgó en su sitio oficial, de conjunto con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), una guía para tales propósitos al tomar en cuenta la gran presión que la pandemia de SARS-CoV-2 ejerce todavía sobre el personal médico.
La COVID-19, difundió la fuente, cobró un alto precio adicional en los colectivos que prestan servicios de cuidado y trajo aparejado un peligroso descuido de su bienestar.
Más de uno de cada tres establecimientos de salud carecen de estaciones de higiene en el punto de atención, y menos de uno de cada seis países contó con una política nacional sobre un entorno de trabajo seguro en este sector, apuntó además.
“La ausencia por enfermedad y el agotamiento exacerbaron la escasez preexistente de trabajadores y socavaron las capacidades de los sistemas para responder a la mayor demanda de atención y prevención durante la crisis”, dijo James Campbell, Director del Departamento de Personal de Salud de la OMS.
El funcionario reveló asimismo que, en los primeros 18 meses de la pandemia, alrededor de 115 mil 500 trabajadores de la salud murieron a causa del nuevo coronavirus.
Según Alette van Leur, directora del Departamento de Políticas Sectoriales de la OIT, deben establecerse mecanismos efectivos para garantizar la colaboración continua entre empleadores, gerentes y trabajadores, con el objetivo de salvaguardar la integridad de los recursos humanos.
El reporte remarcó, además, que las naciones capaces de desarrollar activamente programas de salud y seguridad para el personal sanitario, experimentaron reducciones en las lesiones y enfermedades relacionadas con el trabajo y menos ausencias por enfermedad, así como mejoras en el entorno laboral, la productividad y la retención de la mano de obra.
(Tomado de PL)