Liliam Serrano Silveira es una corajuda como tantas otras que en este archipiélago demuestran que la tierra sirve porque hay hombres y mujeres que sirven.
Hace menos de un año dejó el miedo y las dudas atrás para fraguarse su propio camino como ganadera. No lo hizo de cero, lo hizo de menos 1.
Dio el salto del cómodo hogar, en el santiaguero municipio de San Luis, para empoderarse, en 26 hectáreas, de tierras ociosas entregadas en usufructo, tan llenas de marabú pesado como las ganas de ella y su hijo, Oscar Altires Serrano, de demostrar que sí podían.
Fue el otro parto de su vida. Con toda intención lo nombró El Renacer: fecha de nacimiento, abril del 2021.
“Solo yo sé el desgarro interior que me causó, los tropiezos, las caídas, las levantadas, las trabas reales y mentales que enfrenté… y junto con ello, por fortuna, las satisfacciones que me va dejando”.
Un apoyo de valía para afincarse en sus propósitos fue la aparición del Banco de Fomento Agrícola, del cual recibió 813 mil pesos para la siembra de forraje y la chapea de marabú, pagaderos en 15 años y sin intereses, teniendo en cuenta el destino de ese dinero.
A la luz de estos primeros meses del 2022 ya no queda planta invasora en sus áreas y 61 cabezas de ganado se enseñorean en aquel lugar con perspectivas de crecer.
“Cada amanecer entrego 25 litros de leche a la industria láctea del territorio, y hasta la fecha he aportado 2,6 toneladas de carne de res con beneficios directos para los propios sanluiseros a partir de las bondades de una de las 63 medidas aprobadas para el sector agrícola”.
Producir adentro para mejorar a los de adentro
Cuando la joven Yanisleydis Hurtado llegó a la viceintendencia del Poder Popular en San Luis para atender la esfera agroalimentaria, ya el programa de autoabastecimiento municipal tenía camino transitado. No obstante, reconoce que no fue hasta el 2019 cuando alzó vuelo, aún a muy baja altura, pero vuelo al fin y al cabo.
“A partir de la entrada en vigor de la nueva Constitución de la República, en la que se consigna el mayor protagonismo de esta estructura de gobierno, se da el despegue. En San Luis avanzamos y vamos consolidando esa misión con acciones diversas.
“Fomento de polos productivos, entrega de tierras ociosas, materialización de proyectos con diferentes vías de financiamiento, son algunas de las cuestiones que han aportado a tal fin, coronadas con las 63 medidas de las que tanto se habla.
“Al cierre del 2021 de lo establecido para satisfacer las necesidades nutricionales per cápita para un mes (30 libras –viandas, granos, hortalizas y frutas—, más cinco kilogramos de proteínas) se concretaron 29 lb y 2,1 kg, respectivamente, cifras que dicen a las claras que aún falta para llegarles como debe ser a los 79 mil habitantes del municipio”.
A esos vacíos que existen, notables en la cotidianidad, hay que sumarles, tal y como reconoce la viceintendente, la inconformidad con la variedad de los mencionados surtidos, en tanto el pueblo busca más que fongo, con la aspiración de acceder también a algo más que carne de puerco, a pesar de lo esquiva que se ha vuelto en los últimos tiempos.
De los papeles a la mesa
Viandas, hortalizas, granos, frutas, carnes… tienen que dar el salto del papel a la mesa, pero poseen alas débiles, algunas ni siquiera empluman todavía.
Ejemplo de esto último está en la unidad básica de producción cooperativa (UBPC) Janate, estructura ganadera a la que la palabra caos le quedaba pequeña:
“Un millón 700 mil pesos de pérdida, deudas acumuladas en todos los órdenes, entre estas varios meses del pago de anticipo a los cooperativistas, éxodo de fuerza de trabajo, más del 65 % de sus 204 hectáreas colmadas de marabú, solo 91 animales, 13 litros de leche diarios y el anuncio de que sería desintegrada.
“Pero nos salvó la campana, o mejor, las 63 medidas”, comenta Yosnaika Espinosa Leyva, económica de la UBPC.
“Yo no quiero ni imaginar qué sería de nosotros si eso no hubiera aparecido”, dice Esmeldo Rojas González mientras su hijo de 19 años, Esmel Rojas López, también integrado a la UBPC, asiente con la cabeza.
“¿A dónde iríamos, de qué viviríamos si por estos rumbos no hay nada más que la agricultura?”.
Oxigenados con 763 mil 979 pesos para la chapea de marabú por la vía de la Resolución 173 (para el otorgamiento de créditos destinados a financiar ramas y programas priorizados por el país), y 378 mil 381 para la siembra de forraje por parte del Banco de Fomento Agrícola, Janate empluma desde abril del pasado año y se fortalece para el despegue que aquí también es a partir de menos 1.
“Avanzamos por día en la limpia del marabú, crecimos en la masa (112 cabezas) y en la entrega de leche (75 litros diarios)”.
Como ellos, salvando las distancias en el orden del deterioro económico que mostraban, otras 30 estructuras productivas de San Luis se beneficiaron en el 2021 con 9 millones 780 mil pesos por la vía del Banco de Fomento Agrícola, según precisiones de la ingeniera Meybis Moya, jefa de Desarrollo de la delegación municipal de la agricultura.
La funcionaria precisó que están a la espera de lo que sucederá en materia de financiamiento por esa vía en el 2022.
“Volveremos a apostar por el fomento de yuca, plátano, guayaba, frijol, la mejora ganadera y la siembra de alimento animal con la vista puesta en el autoabastecimiento municipal”.
A ese punto se dirigen buena parte de las miradas en San Luis; ahí van las manos que trabajan las 5 mil 400 hectáreas de superficie agrícola, con una importante porción distribuida en los polos productivos El Alambre y Las Mercedes; en ello se ponen las esperanzas de crecer, de que desde el municipio lo que dice el papel se haga realidad.