Un silencio casi absoluto impera en el Centro de Control de Tránsito Aéreo de la República de Cuba. Hay tensión inherente a la responsabilidad de quienes visualizan el itinerario de las aeronaves que sobrevuelan o se aproximan a cualquier punto geográfico de la Isla.
De manera invariable durante los 365 días del año, estos trabajadores acompañan a los tripulantes y viajeros de diversas aerolíneas para garantizarles completa seguridad a través de la cual existen regulaciones de vialidad internacional.
En el amplio salón aflora la profesionalidad y no faltan la serenidad y la respuesta orientadora que precisa prontitud, rigor y exactitud, cualidades que distinguen al colectivo de la Empresa Cubana de Navegación Aérea (ECNA), sede del acto nacional por el Día del trabajador de la aviación civil, este 15 de febrero.
Según explicó Francisco Fernández Padiz, su director general, la entidad brinda servicio de navegación en el espacio de responsabilidad asignado por la Organización Internacional de la Aviación Civil, en lo que se denomina región de información de vuelo.
Uno de nuestros servicios fundamentales es el control de tránsito aéreo. Es una labor que requiere determinadas cualidades personales asociadas básicamente al autocontrol ante situaciones de estrés, alta tensión y concentración por la elevada responsabilidad exigida frente a una pantalla durante unas 5 horas y cada 2 como máximo hay un relevo que le permite descansar de 30 a 45 minutos en una sala de juego y locales para ese fin, puntualizó el directivo.
Son personas que adoptan decisiones en tiempo real e informan a los pilotos qué deben hacer ante cualquier contingencia. Así lo ha vivido en momentos escalofriantes Michel Mederos Reigoza, supervisor del referido Centro, cuando una aeronave desde Cayo Largo presentó en pleno vuelo avería en un motor. “Todo era cuestión de segundos para salvar vidas humanas. Le orienté al piloto que girara hacia el lado que correspondía según la ubicación del motor y que de inmediato se dirigiera a La Habana.
“Fueron tomadas todas las medidas de emergencia y agradeció a las autoridades la prontitud de las acciones realizadas por nuestro Centro”.
En otro momento –recordó- dos aviones volaban al mismo nivel en sentido opuesto. A la nave más chica le indique descender de inmediato a un nivel inferior y hacer una acción evasiva, mientras la otra (que era mayor) mantuviera la altura y también efectuara un viraje. De esa forma se evitó una colisión.
No podemos fallar
Constituida en julio de 2017 y ubicada en las cercanías del aeropuerto internacional José Martí, la ECNA agrupa a más de 800 trabajadores en todo el país que también cumplen otras misiones como servicios de información, meteorología y telecomunicaciones relacionados con la aeronáutica.
La disciplina y el nivel de compromiso de las unidades que integran a esta empresa devino un factor determinante en la obtención de la sede nacional por la efeméride por segunda ocasión en cinco años.
A pesar del impacto de la COVID-19 y de brotes de la enfermedad en algunas provincias, todas las dependencia de la ECNA se mantuvieron activas como resultado del cumplimiento de los protocolos sanitarios, fueron asegurados los medios de protección, entre otras medidas que al decir de Fernández Padiz “permitieron, además, que en el 2021 Cuba no cerrara ninguno de sus servicios de navegación aérea, algo que nos distingue del resto de las regiones geográficas adyacentes”.
Daisy Álvarez Ojeda, secretaria general del buró sindical, ponderó la respuesta de los trabajadores en el aporte a las donaciones de sangre, confección de valijas destinadas a lugares afectados por la pandemia, la atención a los niños del Centro Sicopedagógico Juan Ruiz Serna, del municipio habanero de La Lisa y de la Escuela Solidaridad con Panamá.
Para la joven directora adjunta de ECNA, la ingeniera Daiana Carbonell Reyes, “la profesionalidad es un sello presente en cada actividad de la empresa, incluidas las más sencillas. Yo me enamoré de este colectivo que ha sido una escuela para mi en diferentes temas y he aprendido a ser previsora en los negocios. Le digo a mis compañeros que aquí venimos a “jugar ajedrez” todos los días porque cada uno de nosotros tiene su pedacito para hacer bien las cosas. No podemos fallar ”.
