El Bayern de Múnich no se presentó en el Vonovia Ruhrstadion. No al menos el que todos conocemos. Fue una versión paupérrima la que saltó al campo para que el Bochum lo arrollara con todas las de la ley (4-2).
La historia empezó como siempre. Lewandowski, casi sin querer, hacía el primero nada más empezar (9′) en una buena triangulación de los bávaros y las casas de apuestas ya empezaban a sacar cuentas de una posible paliza. Pues bien, la goleada se la llevó el Bayern, que en un visto y no visto fue superado en todo por el Bochum.
Y la reacción fue bastante rápida. Antwi-Adjej empató superando a Ulreich (14′), que no detuvo casi ninguna, y una mano de Upamecano pasada la media hora supuso la ventaja después de que Locadia transformada desde los once metros.
Luego, puestos a sorprender, que sea con golazos. Eso debió pensar Gamboa, que vista su celebración es muy probable que marcara el mejor gol de su vida. Jugó un pase de caño para Osterhage, este devolvió de primeras de tacón y el lateral se orientó y desde el pico del área sacó un zurriagazo cruzado que se coló por la escuadra (40′). Por si eso fuera poco, antes del descanso Holtmann decidió apuntarse a la fiesta, se perfiló para su pierna menos buena (supuestamente) y con rosca la metió por el ángulo como si tal cosa (44′).
El paso por vestuarios le aportó algo más de cordura al partido. Bueno, al Bayern de Múnich, que recuperó la iniciativa y la fiabilidad defensiva, aunque no su mejor fútbol. Le costó generar ocasiones ante un Bochum crecido por la gesta realizada. Solo logró un tanto, que llegó en una jugada de estrategia en la que Lewandowski, quien sino, estuvo pendiente en el rechace para maquillar un poco el marcador (75′), ya que no sirvió de mucho más.
