Raúl Beltrán no conoce de las medidas implementadas desde hace tiempo ya en el sector del Comercio, la Gastronomía y los Servicios, “¿perfeccionamiento del sector?, no sé lo que es, pero sí le digo que de unos meses para acá todo aquí es mucho mejor”.
Como él, otros asiduos al restaurante El Estelí, del santiaguero municipio de San Luis, aseguran sentirse a gusto con las cosas de allí.
“Comida rica, caliente, y bien presentada, trato amable, y un ambiente acogedor, por eso vengo cada vez que tengo una oportunidad”, comenta Joaquín Galbán ante el asentimiento de quienes comparten alimentos y bebidas en su mesa.
Lo que saborean y disfrutan hoy los clientes de esta unidad empresarial de base sanluisera tiene tras bambalinas la materialización de cuestiones que con más o menos data dentro del ámbito del comercio, la gastronomía y los servicios permiten a administrativos y trabajadores soltarse de tantísimos “no se puede” o “está prohibido” para desandar por los caminos que ellos mismos puedan irse abriendo.
Lo saben de primera mano María Gertrudis Sánchez Aldana, la directora, y Damichel Castro Abel, secretaria general de la sección sindical de la mencionada unidad, líderes en la autogestión, junto al resto de los 29 trabajadores.
“De eso se trata, de buscar por aquí, por allá, contratar con cuanta persona natural o jurídica tenga algo que ofrecer, y lograr una convertibilidad del producto que favorezca las utilidades”, comenta Gertrudis, una experimentada en lides gastronómicas a quien las ideas a favor de más compras y mejores ventas le nacen en surtidor.
Según cuentan, cuando se insertaron en el perfeccionamiento que desarrolla la gastronomía a nivel de país, en marzo de 2021, algunos se llevaron las manos a la cabeza y dudaron:
Si antes, cuando las mercancías se las ponían en la puerta, los planes se tambaleaban, ¿qué sería de ellos ahora que, con excepción de un poco de arroz, y algo de frijoles, había que salir a “lucharlo” todo?
Ellos mismos desconocían sus potencialidades y hasta se asustaron cuando al cierre del primer trimestre, al momento de distribuir las utilidades, el promedio rondó los siete mil pesos.
“La gente comprobó que era cierto lo que decían del perfeccionamiento, de las ventajas de la autogestión, dice Damichel, y se embulló, respondió, se hizo y se hace más.
“Por ejemplo, para atraer clientes en medio de las limitaciones que hay con la cerveza, que sin dudas es un gancho, hemos tenido que virarnos para la coctelería, la cual no deja de estar impactada por la falta de recursos pero logramos mantenerla.
“Igual salimos a vender a los barrios, a la terminal, al hospital, le sacamos el máximo a cada producto, digamos el maíz que ofrecemos hervido, como hayaca, fritura, en arroz… el caso es tener variedad y que las personas vengan, estén a gusto, regresen y los ingresos se multipliquen: todos ganamos”.
A ese ámbito de la autogestión que ahora protagonizan los de El Estelí se suma lo de la autodecisión de definir en la asamblea de trabajadores, con el consenso colectivo, cómo serán distribuidas las utilidades de cada trimestre.
“Nosotros definimos que las del segundo trimestre fueran destinadas a la reparación de la cámara fría, acota la secretaria del sindicato, algo que en un futuro favorece la calidad del servicio y que fue asumida por un cuentapropista por valor de 249 mil 920 pesos.
“Ahora estamos a la espera de la distribución de lo realizado en los últimos tres meses de 2021, año que cerramos con 2 millones de utilidades”.
Marialina Duharte y Noralvis Vázquez, ayudantes de cocina, así como Thailín Díaz, dependienta, esperan con ansias tal momento luego de haber laborado con intensidad “sin horas para irnos cuando llegan productos que debemos procesar para las diferentes elaboraciones”.
Evoca Marialina con cierto grado de sosiego cuando recuerda aquellos momentos iniciales de 2021 en el que pensaron muchos tendrían que irse a la casa ante la falta de recursos para trabajar.
“En todos los órdenes ha sido una suerte esto del perfeccionamiento de la gastronomía”.
Sin saber que así se nombra oficialmente también Albertina Duany, otra de las sanluiseras asiduas a El Estelí, agradece el cambio que ha dado la unidad aún cuando espera que las mejoras continúen, en especial con precios más bajos que a los que ahora mismo se tienen que enfrentar los que allí acuden.
“Esa es la intención, precisa María Gertrudis, directora, no será fácil porque dondequiera que vamos, estatal o privado, nada aparece barato, seguimos guapeando, como gato boca arriba”.