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Cuidarse bien, cada uno a su manera

Aún con el para adelante y para atrás de datos durante la conferencia televisada sobre la Covid-19 y la falta de análisis cualitativo, es evidente que la enfermedad está haciendo estragos en la isla, y que la mayoría de las provincias mantienen una altos contagios.

Varios pudieran ser los motivos: quizá los cubanos nos confiáramos con la reducción de casos de finales de año y descuidáramos las medidas de protección; nos dedicamos a celebrar en grupos violando el distanciamiento, con ello llegaron abrazos y besos; pensamos que con las vacunas y las dosis de refuerzo teníamos una barrera de contención, y hasta en los colectivos laborales bajó la exigencia.

Lo cierto es que la Covid-19 ha demostrado ser incontenible, al menos hasta hoy. Muchas personas hablan de la variante Ómicron como causante del rebrote que vivimos en enero, por la alta contagiosidad que se le atribuye, pero en las estadísticas que acaba de informar el doctor Durán parece no ser tan elevada su invasión en Cuba, pues del por ciento estudiado en el último día hubo 16 nuevos casos, y totalizan 214 en la semana del 16 al 22 de enero.

La cifra no es concluyente, pues muy claramente explicó que se estudia un por ciento del total de las muestras buscando la presencia de la nueva variante del virus.

No obstante, casi todas las provincias aumentaron la cantidad de nuevos casos y eso conlleva a análisis, incluso, de medidas más restrictivas en favor de ponerle barreras a la pandemia.

La cantidad de fallecidos lamentablemente también aumentó en la última semana, predominando en personas de 60 años y más, que son mucho más vulnerables y para quienes se ha instado, desde el inicio de la llegada del virus a territorio nacional, extremar las medidas de cuidado.

Y aunque no son todos los casos, es penoso igualmente que durante dos larguísimos años, la familia haya protegido al ancianito de casa y que con la llegada a un centro hospitalario por causa muy ajena a la Covid-19, este se contagie.

Es bien sabido que las condiciones higiénicas de los hospitales distan muchísimo del magnífico ejemplo del hotel Santa María, de Camagüey, citado en la propia conferencia; que muchas veces no hay ni agua para lavarse las manos, descargar las tasas sanitarias, ni instrumentos de limpieza. Los galenos y técnicos no usan guantes para manipular a los pacientes y escasean hasta los medicamentos.

Si a ello se le suma que a veces los resultados de las pruebas de PCR no se informan en los tiempos mínimos establecidos, aun cuando los familiares logran acceder a la información, y se les demora la repetición de los exámenes, pues se alarga la estadía de los pacientes en los centros asistenciales.

En fin, muchos detalles que solo se conocen cuando a alguien le toca en la piel, la sangre y el corazón un caso positivo de Covid-19, y que debían seguir más de cerca las autoridades de salud de cada provincia, así como las gubernamentales y políticas.

A veces, es lamentable que la inteligencia, conocimientos y buen hacer de especialistas de elevada calificación corra por el piso ante la cuestionable subjetividad de algunos problemas.

Muy aparte de todo, la vida ha demostrado que hay que cuidarse, cada uno a su manera, para tratar de salir ileso o padecer de la manera más benigna, este virus que afecta a todos.

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