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Una vida al servicio de los ferrocarriles cubanos

Solo 16 años tenía el bayamés Fidel Vejerano Pérez, cuando en 1975 inició sus estudios como Mecánico de Truck, en el Instituto Tecnológico Ferroviario Andrés Valdés Fuentes, de San Luis, en Santiago de Cuba. Llegó allí porque su padre siempre le aconsejó superarse cada día y se adentró en el mundo del ferrocarril.

 

 

“Fuimos la primera graduación de esa escuela y al concluir mis estudios comencé a trabajar en el Taller de revisión de Bayamo, perteneciente a la Empresa de Ferrocarriles del Oriente, en la provincia de Granma, donde hoy me desempeño como jefe de turno.”

A solo un año de labor y como joven rebelde, decidió unirse al grupo de muchachos que cumpliría misión internacionalista en Etiopía.

“Estuve allá 2 años y 4 meses, en Addis Abeba, y formé parte del cuerpo de seguridad del Primer Ministro de aquel entonces (1980). Entré como soldado y culminé la misión como sargento de tercera, fue una experiencia que jamás olvidaré.”

En julio de 1983 reinició su quehacer en los ferrocarriles de Granma y ocupó cargos de revisador, chofer de vía, formó parte del cuerpo de inspección estatal de seguridad ferroviaria y fue maquinista consultor estatal.

“Por más de 15 años evalué a todos los maquinistas y auxiliares de la región oriental. En esta tarea es necesario cumplir las normas para evitar accidentes y por ello siempre me ha gustado enseñar sobre la base de las normas y regulaciones establecidas.”

 

 

Fidel Vejerano a sus 62 años dice sentirse con fuerza para seguir aportando al país. Habla de cuanto se hace, desde la innovación en el taller donde labora. “Pero es necesario una mejor atención, pues en este taller, aunque es de revisión, se ejecutan mantenimientos y reparaciones de vagones y locomotoras, o sea es un lugar de suma importancia y el salario de los trabajadores aún no es suficiente con todo lo que aquí hacemos.

“En nuestro taller los trenes no se paran. Sin violar las normas nos esforzamos cada día por hacer bien nuestra tarea y ser más eficientes”, asegura.

 

Este ferroviario bayamés, de origen humilde, que creció en un pueblito intrincado llamado la Caridad de Babiney y graduado, además, de Licenciatura en Derecho, siente gran orgullo por haber dedicado más de 30 años de su vida a esa labor y garantiza que aún tiene fuerzas para seguir aportando al país.

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