No por esperado deja de ser noticia: en el recién finalizado 2021 la temperatura media mundial superó en aproximadamente 1,11 grados centígrados (°C) los niveles preindustriales (1850-1900), informó el pasado miércoles la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
La agencia de la ONU señaló además que el 2021 es ya el séptimo año consecutivo (2015-2021) en el que la temperatura mundial ha superado en más de 1 °C los niveles preindustriales; y también agrega que, desde los años ochenta del pasado siglo, cada nuevo decenio ha sido más cálido que el anterior, todo lo cual confirma el progresivo trastorno del clima que viene vaticinando la comunidad científica.
Vale apuntar que el calentamiento en el 2021 fue relativamente menos pronunciado comparado con el de los últimos años por la ocurrencia consecutiva de episodios de La Niña, un fenómeno natural que produce enfriamiento a gran escala de la temperatura de la superficie del océano en las partes central y oriental del Pacífico ecuatorial, y además ejerce un efecto transitorio de enfriamiento a escala mundial.
Como se recordará, el principal objetivo establecido por el Acuerdo de París sobre el Cambio Climático (adoptado en el 2015) consiste en mantener el aumento de la temperatura media de nuestro planeta muy por debajo de 2 °C respecto a los niveles preindustriales, y proseguir los esfuerzos para impedir que el alza supere los 1,5 °C.
Pero evidentemente, tales propósitos están seriamente amenazados por la tendencia al incremento acelerado que registra el calentamiento global que padece la Tierra, provocado por la concentración en la atmósfera de los gases de efecto invernadero (GEI), generados por la ilimitada quema de combustibles fósiles que realizan los humanos.
Para frenar ese incontrolado aumento de las temperaturas, en el Acuerdo de París también se estableció, como primera e indispensable medida, reducir gradualmente la emisión de los GEI hasta alcanzar en el 2050 la meta de emisiones netas cero de estos nocivos gases.
Sin embargo, hasta el presente la conquista de ese objetivo pareciera estar condenada al fracaso: “Todo apunta a que el calentamiento global, así como otras tendencias de cambio climático a largo plazo se mantendrán, a raíz de los niveles sin precedentes de gases de efecto invernadero que capturan el calor en la atmósfera”, alertó también en su reporte la OMM.
El calentamiento está cambiando el clima en todos los rincones a una escala no vista en miles y hasta cientos de miles de años, lo cual traería consigo catastróficas consecuencias para la humanidad y para toda la vida en el planeta, advirtió en un informe emitido el pasado año el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, de la ONU), principal órgano internacional para la evaluación científica de esa grave anomalía.
Lo antes enunciado por el IPCC es corroborado por lo acontecido en el año 2021: “Los impactos del cambio climático y los peligros debidos al clima tuvieron efectos devastadores que alteraron la vida de las comunidades en todos los continentes”, afirmó el titular de la OMM, Petteri Taalas, según el reporte recién emitido por ese organismo.
Este noviembre, tras concluir la reunión internacional dirigida a enfrentar el trastorno del clima (la Conferencia de la ONU sobre Cambio Climático, realizada en Glasgow, Reino Unido), el secretario general de la ONU, António Guterres, reconoció que el evento había dado pasos “importantes, pero insuficientes”.
Pendiente quedó la rebaja rápida, profunda y sostenida de los GEI. Para alcanzar esta imprescindible rebaja es preciso reducir la emisión de esos gases en un 45 % para el 2030 respecto a los niveles del 2010, afirmó Guterres, un asunto que, entre otros, deberá considerar la próxima Conferencia, prevista para finales de este año en Egipto.
La ciencia afirma que es posible frenar o paliar —según el caso— los efectos del cambio climático; y es el avance de esa amenaza existencial la mayor preocupación de la población mundial, según encuestas realizadas por la ONU y otras entidades internacionales. Debiera esperarse que en un futuro no lejano prime el destino de toda la humanidad por sobre los egoístas intereses del minoritario grupo de los más poderosos, principales responsables de esta crisis planetaria. (Con información de sitios web de la OMM y Noticias ONU)