Cuando en 1939 los delegados al Congreso Constituyente de la entonces Confederación de Trabajadores de Cuba (CTC) levantaron las banderas por la unidad del proletariado en la Isla, el hecho fundacional llevaba implícito la prédica de José Martí y su fé absoluta en el rol de la clase trabajadora por su contribución a la independencia nacional.
No fue casual que en tan memorable acontecimiento, el 28 de enero de ese año, al cumplirse el aniversario 86 del natalicio del Héroe Nacional, surgiera aquella organización de raigambre unitaria y patriótica.
Al devenir histórico de la CTC se refirieron los participantes en un coloquio efectuado este viernes en el capitalino Centro Cultural Palacio de los Torcedores como parte de las actividades conmemorativas en ocasión del 83 aniversario de la central sindical.
Como antecedente histórico, Jorge Lozano Ross, asesor del Programa Martiano, recordó el apoyo incondicional que Martí recibió de trabajadores cubanos, fundamentalmente tabaqueros emigrados en las ciudades de Tampa y Cayo Hueso y quienes integraron de manera mayoritaria y cualitativa las filas del Partido Revolucionario Cubano con el que organizó la Guerra Necesaria contra el colonialismo español en las postrimerías del siglo XIX.
La doctora Angelina Rojas Blaquier, investigadora del Instituto de Historia de Cuba, esbozó el prestigio y autoridad de Lázaro Peña, electo secretario general al quedar fundada la CTC, y su participación como miembro de la delegación cubana que asistió en 1938 a la constitución de la Central de Trabajadores de América Latina (CTAL), en México, evento en el que los representantes de la Isla suscribieron el compromiso de luchar por la inmediata unificación de su movimiento obrero.
En la disertación también mencionó la ardua labor del líder azucarero Jesús Menéndez Larrondo, de cuyo accionar obtuvo importantes reivindicaciones para los obreros de la industria azucarera.
Una de sus conquistas más relevantes –explicó- fue la colosal batalla librada en los Estados Unidos, en noviembre de 1947, cuando compañías de norteamericanas se vieron obligadas a aceptar la aplicación del Diferencial Azucarero que significó incrementos salariales y otros beneficios al establecer ventajosos precios de venta de la cuota azucarera anual hacia el mercado de ese país.
En el coloquio también intervinieron dirigentes sindicales de diferentes etapas. Roberto Cuesta Pis, fundador del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Administración Pública (SNTAP) hace seis décadas, rememoró vivencias sobre Lázaro Peña relacionadas con su capacidad para escuchar a quienes le planteaban un problema y persuadir con argumentos en diálogo con las masas.
Mireya Suárez Ortega, maestra por más de 60 años ininterrumpidos, señaló que el dirigente sindical debe predicar con el ejemplo como lo hacía Lázaro. “Si decimos que la asamblea es importante, tenemos que estar allí y participar, sobre todo si ocupamos responsabilidades, porque somos un espejo en el cual se miran las nuevas generaciones”, sentenció.
Al finalizar el conversatorio tuvo lugar el espectáculo cultural Evocación, dirigido por Jorge Rivas Rodríguez y con la actuación del actor Eudy Leslie, la pianista Pura Ortíz, Bernardo Lichelín (tenor), Ernesto Pedroso (cantante) y el trovador Manuel Solano