Jóvenes integrantes de la Brigada Henry Reeve, delegados a la asamblea provincial de la Asociación Hermanos Saíz (AHS), estudiantes y trabajadores de varios sectores integraron esta vez el contingente que reeditó la entrada de la Caravana de la Libertad a Pinar del Río, del 17 de enero de 1959.
En el tránsito por la Carretera Central hacia el sitio de la ciudad capital en que Fidel se dirigió al pueblo pinareño, hicieron una parada ante el monumento al Capitán San Luis y depositaron una ofrenda floral, en ese sitio les aguardaban vecinos de la zona, estudiantes de la facultad de Ciencias Médicas Ernesto Che Guevara y combatientes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y del Ministerio del Interior (Minint).
En la intersección de las avenidas José Martí y Rafael Ferro se aglutinaba la población en espera de la Caravana, el pronóstico de una noche fría no impidió que concurrieran representantes de varias generaciones a este encuentro con la historia.
La ceremonia estuvo presidida por Julio César Rodríguez Pimentel, integrante del Comité Central y primer secretario del Partido en la provincia y Rubén Ramos Moreno, gobernador, ocasión propicia para que un grupo de militantes recibieran el carné que acredita su ingreso a las filas de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC).
Con un sencillo acto político cultural se sellaba la jornada, donde no faltaron versos, música y danza, porque la alegría y la cultura constituyen sello distintivo de la nación.
Yoel Rodríguez Díaz, primer secretario de la UJC, pronunció las palabras centrales, expresó que Cuba hoy demanda una cohesión entre pensamiento y esfuerzo y señaló que la juventud se declara solidaria en contraposición a los que siembran egoísmo, presentes y firmes en el propósito de hacer por el futuro.