Venciendo adversidades de todo tipo, el pasado calendario los apicultores tuneros recolectaron 569,5 toneladas de miel de abeja y rompieron su propio récord, que databa del año 2016, cuando procesaron 514,8 toneladas de ese producto devenido importante renglón exportable y de gran utilidad en la industria farmacéutica por sus propiedades medicinales.
Waldo Torres Stoll, director de la Unidad Empresarial de Base Apicultura de este territorio nororiental, exalta como elemento esencial para alcanzar el éxito productivo el esfuerzo del colectivo conformado por productores, choferes, médicos veterinarios y trabajadores de apoyo.
Lo enfatiza y argumenta con los desafíos que enfrentaron en esos 12 meses signados por el impacto de la Covid-19 y el recrudecimiento del bloqueo impuesto a Cuba por el gobierno norteamericano, que obstaculiza la importación de insumos, partes y piezas, fundamentalmente para el transporte del producto y de los apicultores hasta los apiarios, en la mayoría de los casos muy alejados de los asentamientos poblacionales.
Es cierto que esta provincia oriental no clasifica entre las de mayores aportes de miel en el país, pero esa realidad no lacera el entusiasmo colectivo porque lleva el sello de las buenas prácticas que permitieron vencer los imponderables de las históricas sequías -es el territorio de la nación donde menos llueve- y la mala calidad de sus suelos, con su influencia en la floresta como base esencial de la explotación intensiva y los altos rendimientos.
No obstante, “estuvo muy buena la floración de bejuco indio y de campanilla morada, lo que provocó una explosión productiva de esa gran melada, pero estábamos preparados y dimos el salto definitivo”, comenta Torres Stoll.
El directivo explica que el crecimiento está asociado, también, a la estrategia diseñada para lograr el incremento de las producciones, cuyas prioridades fueron la capacitación, el control y el aumento de las colmenas, que ya sobrepasan las 11 mil.
La organización empresarial tiene presencia en los ocho municipios tuneros, en los que sobresalen 147 productores muy buenos, con 400 apiarios, abunda Torres Stoll y encomia a noviembre, cuando obtuvieron 151 toneladas, la mejor producción para un mes en el currículo de esta actividad aquí.
Cuenta entre otros logros del 2021 las 9,1 toneladas de cera y los más de mil 70 kilogramos de propóleos obtenidos, así como el sustancial incremento de las abejas reinas, cuya cifra supera las 11 mil y son garantías para la sostenibilidad de los planes futuros, que buscan nuevas y superiores metas.
Significó la producción de 250 kilogramos de polen y una pequeña cantidad de jalea real, dos renglones que no se obtenían y que permiten la elaboración de un grupo de medicamentos de probada eficacia y con pretensiones de exportación en el futuro, cuando estén satisfechas las demandas locales.
Porque este producto goza de preferencia en el mercado internacional, cuyos precios rondan los dos mil 300 dólares la tonelada, los apicultores tuneros miran con optimismo esa posibilidad y se proponen seguir creciendo en el número de colmenas hasta completar las 15 mil en el 2030 y recolectar unas 750 toneladas de miel de abeja.
Con miras a ese objetivo, en el actual 2022 trabajarán para alcanzar las 526 toneladas, otro desafío que tiene como bases la introducción de nueva tecnología, medios de transporte y otros recursos que se suman a los estimulantes pagos que reciben los criadores, cuyo monto asciende a 35 mil CUP por tonelada, valor al que se le descuenta el equivalente a los USD ganados cotizados a 1 x 24, según la humedad de la miel.
La miel es, además, de gran utilidad por sus uso histórico con fines nutricionales, estéticos, herbolarios y terapéuticos gracias a sus propiedades antiséptica, dietética, edulcorante, tonificante, calmante, laxante y diurética, entre otras, reconocen los estudiosos.
