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Puertas frena la escalada del Barça en el minuto 89: empate a uno.

Granada y Barcelona se presentaban en Los Cármenes con mucha mejor cara que hace unas semanas. Mejor dinámica de juego y resultados y con Robert Moreno y Xavi Hernández subiendo enteros en la cotización ante sus aficionados. El entrenador local andaba no hace mucho pidiendo cita para arreglar los papeles en el INEM y el azulgrana intentando reanimar a un moribundo. Así que ambos tenían motivos para encarar el duelo con optimismo.

Fue el Barça quien metió miedo primero. Más que meter miedo, lo que hizo fue meter un gol. En el minuto 8, Luuk de Jong cabeceó a la red, pero el linier levantó la bandera. En cuando el VAR nos mostró la jugada, parecía que el 0-1 iba a subir al marcador sí o sí. Pero, pero, pero… los de la sala de mandos se percataron de que en el origen de la jugada podía haber fuera de juego de Gavi. Tiraron líneas, un milímetro por aquí, otro por allá, y gol anulado. Cuestión de fe, todo hay que decirlo.

El gol no valió, pero sí sirvió para que el Barça se hiciera dueño del partido. Pasado el cuarto de hora, otra vez el holandés, ahora de espuela nada menos, estuvo a punto de inaugurar el marcador, esta vez de forma legal. Se le marchó alto por un pelo. Hubiera sido un golazo.

A los 21, otra vez el bueno de Luuk fue el protagonista en un lance en el que reclamó penalti. No lo pareció. Pero sí quedó claro que el ’17’ azulgrana estaba siendo el mejor de los suyos, haciendo contener la respiración a la hinchada local cada vez que entraba en juego. Apenas ha jugado, entra en todas las quinielas para salir en este mercado de invierno, pero igual Xavi ha encontrado gracias a las innumerables bajas a un jugador mucho más aprovechable de lo que se pensaba.

El Granada tardó casi media hora en rondar el gol. Un disparo desde la frontal de Machís fue repelido por Ter Stegen. Un buen tiro y una buena intervención para que todo siguiera como estaba. Pero ahora ya con los dos púgiles sumando puntos en el primer asalto.

El juego se equilibró en el último tercio de la primera mitad. El Granada quería hacer correr a sus galgos y el Barça tiraba de calidad y técnica para intentar encerrar a los de Robert Moreno. Pero ni uno ni otro conseguían su objetivo. El partido había decaído de manera notable. Así, entre más fuegos de artificio que otra cosa se llegó al intermedio sin goles.

Sin cambios

La reanudación no trajo muchas novedades, más bien ninguna, al menos en los primeros minutos. Sin cambios en los contendientes y sin cambios en el juego de unos y otros. Machís probó fortuna desde la frontal, como también lo hizo Dembélé en la otra área. Ambos sin premio. Parecía el momento de las sustituciones. De hecho, Xavi ya miraba a su banquillo y veía al menos algo más que chavales. Lenglet, que tuvo que entrar por la lesión de Eric García, Mingueza, Riqui, Memphis… Había madera para echar a la lumbre. Falta hacía porque el Barça estaba perdiendo fuelle por momentos. Mientras, el Granada seguía a lo suyo. Subió líneas de presión y percibió que quizás podía ser su momento. Maximiano y Ter Stegen seguían de privilegiados espectadores del duelo sin tener casi que intervenir.

Sin embargo, todo cambió en el minuto 67. Dani Alves, que si tuviera 75 años seguiría siendo titular en este Barça, centró con precisión y Luuk de Jong, quién si no, remató de cabeza de forma inapelable. Por decirlo de alguna manera, los dos fichajes de este nuevo Barça, porque el holandés jugaba tan poco que casi es un jugador recién llegado, ponían a los azulgranas por delante.

Casi de inmediato, Xavi retiró a De Jong para dar entrada a Memphis. Luuk estaba siendo el mejor, pero su técnico decidió mandarlo al banquillo para que entrara su compatriota. Cosas de los técnicos, que saben de esto más que el resto de los mortales.

El carrusel de cambios no hizo mejorar al Granada, al que la ansiedad por verse por debajo en el marcador no le ayudaba lo más mínimo. El Barça, por el contrario, empezaba a encontrar espacios con más claridad y buscaba la sentencia. Robert Moreno hizo debutar a Collado, a ver si se cumplía lo de la maldición de los cedidos, pero no lo logró.

El partido se le complicó de la manera más tonta al Barça. En el minuto 80, Gavi, que tenía una amarilla de la primera parte, arriesgó más de la cuenta en una entrada y vio la segunda. Pecó de excesiva agresividad en una jugada sin aparente peligro y metía a su equipo en problemas en la recta final del duelo. El Barcelona pasaba de inmediato al formato de resistencia. El Granada tocaba la corneta y mandaba toda la caballería en busca del empate. La grada se sumaba a la causa en forma de decibelios.

Y el premio llegó para los locales en el minuto 89. Un córner le llegó a Puertas, que con la zurda cruzó a la escuadra provocando la locura en el estadio. El Barcelona se marchaba del Nuevo Los Cármenes con un punto que le sabía a muy poco. Ahora buscará la Supercopa la próxima semana con el Real Madrid como primer rival. Nada más y nada menos

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