Sergio Arango Esquivel es un profesor güireño que llegó por casualidad al magisterio y quedó encantado por esta profesión que lo guía, enamora e inspira a sus 66 años.
Natural de La Habana, relató en entrevista con la Agencia Cubana de Noticias que su vida quedó ligada al magisterio a los 12 años cuando por azar visitó la Escuela Formadora de Maestros en Batabanó y desde entonces se ha dedicado a la educación como alumno y maestro.
Su graduación como parte de los conocidos maestros Makarenkos, dijo, le ha brindado la oportunidad de educar a varias generaciones como ciudadanos de bien desde su posición de maestro de las enseñanzas primaria, secundaria básica y principalmente, preuniversitaria.
Como profesor, comentó, disfrutó sobre todo su paso por algunos de los Institutos Preuniversitarios en el Campo (Ipuec) de Güira de Melena, pues le permitió contribuir en la formación de jóvenes habaneros y lugareños que cursaban estudios en esos centros.
Casi toda su existencia, indicó, ha transcurrido en este terruño, un motivo de alegría porque aquí le sobran hijos agradecidos entre sus alumnos que siempre lo recuerdan.
Su carrera profesional, refirió Sergio, ha incluido otras tareas relacionadas con la educación como instructor general en la marina mercante y en las escuelas en el campo como jefe de producción, una de las faenas que más recuerda por permitirle mayor intercambio con los estudiantes durante el trabajo productivo.
Graduado de Licenciado en Educación, en la especialidad de Matemática, siempre ha apostado por la superación personal en aras de ser mejor profesional en beneficio de sus alumnos y es esa la premisa que predica a sus educandos para que alcancen sus metas laborales y personales.
Tras más de 50 años de labor ininterrumpida, confesó que es su vocación de ser maestro la que lo inspira a continuar preparándose y la que le salvó la vida cuando en septiembre pasado padeció de manera grave la COVID-19, junto a al excelente desempeño de los galenos que le atendieron.
El deseo de reincorporarse a la docencia en el reinicio del curso y cada referencia de los médicos hacia él como “profe”, subrayó, le brindaron mayor voluntad para vencer a la muerte y contribuyó en gran medida a su recuperación.
Fiel defensor de la Revolución cubana y su sistema educativo, Sergio reafirmó su compromiso de seguir trabajando hasta que las fuerzas se lo permitan y es por ello que en esta Jornada del Educador es merecedor de la Medalla José Tey, otorgada por el Presidente de la República de Cuba por Decreto Presidencial.
Como este maestro de generaciones, otros educadores de la localidad recibieron reconocimientos a su continúa dedicación por la preparación académica de sus alumnos desde la distancia y asumir con inmenso valor la compleja tarea de apoyar el enfrentamiento al virus SARS-CoV-2, explicó en entrevista a la ACN María de los Ángeles Fuentes Barbán, directora municipal de Educación.
Otros cinco profesores merecieron la “José Tey”, un grupo mayor fue acreedor de las órdenes Frank País García de I y II Grados y a 48 trabajadores del sector, incluidos maestros, directivos y personal de servicio, se les impuso la Distinción por la Educación Cubana, todas condecoraciones educacionales otorgadas por el ministerio del ramo, precisó.
También, señaló, recibieron galardones los directivos y el personal joven y no tan joven destacado en cada centro por su labor en la higienización y colaboración en los centros de aislamiento para pacientes positivos o sospechosos de padecer la pandemia, la vacunación anti-COVID-19, la distribución de productos de primera necesidad y otras labores.
Con motivo de la Jornada por el Educador, además, se confirió la medalla Rafael María de Mendive, otorgada por el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, la Ciencia y el Deporte (SNTECD) por 25 años de labor ininterrumpida, y se reconoció a los güireños que partieron a las regiones más lejanas del país para llevar la luz de la enseñanza, a 60 años de declararse Cuba como territorio libre de analfabetismo el 22 de diciembre de 1961.
(Tomado de ACN)