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LA GUAGUA: El milagro de salvar la zafra es un asunto terrenal

Quizás ninguna otra actividad humana sea tan representativa de la relación del hombre con la naturaleza que aquellas relacionadas con la agricultura, pues desde los orígenes de la civilización tuvo que conocer el medio en que vivía para dominarla o perecer.

Los seres vivos interactúan con la naturaleza, pero en el caso del hombre, además esta esencialmente caracterizado por su racionalidad, inteligencia y voluntad, no se desenvuelve a merced de los caprichos de su entorno, sino que es capaz hasta de transformarlo.

La clave está en el siguiente comentario digital:

Heraliz dice:

En la aplicación de la ciencia y la técnica está el éxito. En escenarios complejos los azucareros siguen en la batalla.

Acerca de la decisión de los azucarero de seguir en la batalla, en Salvar la zafra azucarera  queda ratificada cuando en el 104 Pleno del Consejo Nacional de la Central de Trabajadores de Cuba proclamaron:

el imperativo de actuar con precisión, unidad, organización y ante la adversa situación que muestra hoy el desarrollo de la zafra azucarera en el país.

Sin embargo, en cuanto ciclones y precipitaciones en ocurren en momentos o cantidades no convenientes, hasta ahora, no hay manera de evitar que se forme un huracán como el Irma que dañó gran parte de los cañaverales cubanos, ni tampoco existe cómo impedir las continuas lluvias que han paralizado las labores en los últimos meses.

Al respecto, Salvador Valdés Mesa, vicepresidente del Consejo de Estado, dice:

El cambio climático es una realidad y tenemos que prepararnos para esas contingencias.

 

 

Al destacar la combatividad y experiencia que caracterizan a los azucarero, Valdés Mesa dice:

No podemos dejarnos superar por la desmotivación y el desaliento. El país no puede hacer milagros; tenemos que hacerlos nosotros desde las estructuras políticas, administrativas y sindicales para llegar a cada trabajador.

Para ese milagro de la salvación de la industria azucarera, sus derivados y la generación de electricidad, hay 93 medidas que en primer lugar corresponde ejecutar a los más de 160 mil trabajadores vinculados directamente a ella; y a otras 600 mil que se relacionan de alguna manera.

Las medidas para salvar la industria azucarera, sus derivados y generación de energía tuvo como premisa su aplicación inmediata, que fueran posibles de llevar a la práctica en medio de las actuales limitaciones financieras y de recursos, y la agudización del bloqueo económico, comercial y financiero del Gobierno de EE.UU., recrudecido por las 243 medidas adoptadas por Trump y que la administración Biden ha hecho suyas.

El escenario es complejo porque desde el 2017, las producciones en el sector han estado decreciendo hasta su momento más crítico en el 2021 y las consecuencias no afectan únicamente a la macroeconomía, sino también a medio centenar de municipios y bateyes que tienen como centro de su vida a la industria azucarera.

Roberto López Hernández, viceministro del Comercio Exterior y la Inversión Extranjera, subrayó que la producción cañero azucarera trasciende a AZCUBA y dice:

Salvarla puede ser muy fuerte, pero es un palabra realista; es un deber y un compromiso.

Y agregó:

Es este un sector con enormes potencialidades para la economía del país, al generar productos consolidados en el mercado nacional e internacional; y es intrínseco a la vida social en los bateyes. La industria azucarera es historia, es identidad, es política, es orgullo nacional, sentenció, y salvarla requiere trabajar de forma integrada por todos los actores económicos involucrados.

En resumen: Se requiere actuar de modo que no hagan daño las veleidades de la naturaleza con sus ciclones y lluvias, pero también hay que emprender con calidad faenas como la siembra de caña, pues sin materia prima no habrá azúcar ni tampoco derivados.

Las Guaguas anteriores se abordan desde aquí

 

En una reunión con trabajadores de la Cooperativa de Ómnibus Aliados en La Habana, el 30 de marzo de 1959, Fidel dijo: «Ustedes saben que uno de los lugares donde más se discute de política, de revolución, de economía y de todo, es en el ómnibus, ¿no? Es como una plaza pública el ómnibus, es como una mesa redonda; un ómnibus es como una mesa redonda permanente, donde todo el que sube opina. (…) a veces pregunto qué se habla en los ómnibus, para enterarme de cómo andan las cosas.»
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