La tensión en la frontera de la Federación Rusia con Ucrania se vuelve cada vez más crítica y para algunos llega al límite de la locura.
Sobre todo por la perspectiva de un conflicto armado, que solo ven como posible los medios de prensa de Ucrania, los Estados Unidos y de los países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN)
Rusia no excluye una respuesta asimétrica a los avances de la infraestructura militar de la OTAN hacia sus fronteras, si Estados Unidos no acepta sus propuestas sobre garantías de seguridad.
«Lamentablemente, vemos que nuestras advertencias están siendo ignoradas y la infraestructura militar de la OTAN se nos está acercando al máximo». Moscú propone a Washington una vía que permite evitar una nueva crisis de misiles.
«La alternativa es no desplegar este tipo de armas cerca de nuestras fronteras, retirar las fuerzas y recursos desestabilizadores, rechazar acciones provocadoras, incluidos diversos tipos de maniobras. Necesitamos garantías jurídicas, Nuestras propuestas están sobre la mesa”.
El mar de las provocaciones
El mar Negro ha sido y es, el escenario escogido por los países miembros de la OTAN, en especial Reino Unido y Estados Unidos, para llevar a cabo provocaciones cada vez más peligrosas.
Como buen “alumno”, Ucrania se sumó y el 9 de diciembre el buque de guerra Donbass, de la Marina de guerra ucraniana puso rumbo hacia el estrecho de Kerch, que conecta el mar de Azov y el mar Negro, sin hacer caso a las órdenes de un buque guardacostas ruso de no cruzar el estrecho y finalmente se alejó del lugar.
“Toda provocación en el estrecho de Kerch podría tener graves consecuencias, declaró el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, en relación con el incidente del buque ucraniano.
Por su parte el alto mando de la OTAN pretende aparecer como el “bueno de la película”, pues además de ignorar las advertencias de Rusia, se limita a reiterar el peligro de la “inminente invasión” de ese país a Ucrania.
A fines de noviembre Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, en una reunión de los cancilleres de la alianza en Riga, precisó que Rusia enfrentaría graves consecuencias si usa la fuerza contra Ucrania,
«He dicho en repetidas ocasiones que cualquier uso de la fuerza contra una Ucrania independiente sería costoso para Rusia, podemos mantener sensibles sanciones económicas, políticas y financieras», y añadió que el aumento de la presencia de las fuerzas de la OTAN en las regiones del Mar Negro y el Báltico «es también una respuesta a las acciones de Moscú».
Rusia no amenaza a nadie
Moscú ha rechazado repetidamente las acusaciones de agresión por parte de Occidente y Ucrania, subrayando que no amenaza a nadie y que las acusaciones sobre una supuesta «agresión rusa» son una excusa de la OTAN para desplegar más equipos militares cerca de sus fronteras y ocultar así sus propias acciones.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, dijo a la vez que Rusia desplaza las tropas dentro de su territorio y a su propia discreción.
Desde abril de 2014 Ucrania lleva a cabo una operación contra las milicias en Donbás donde se proclamaron las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, en respuesta al violento cambio de gobierno ocurrido en febrero del mismo año.
Los Acuerdos de Minsk, suscritos en septiembre de 2014 y en febrero de 2015, sentaron las bases para una solución política al conflicto, pero no se tienen en cuenta por Ucrania y sus aliados..
El colmo es que la OTAN teme que Rusia ocupe la zona fronteriza entre Polonia y Lituania en solo dos horas, pero con migrantes, revela el diario TheTimes, citando fuentes de la organización.
Según el periódico, Moscú presuntamente puede enviar inmigrantes a lo largo de la frontera entre Polonia y Lituania, con el fin de crear disturbios.
«Entonces, las tropas rusas irrumpirán allí y colocarán patrullas militares con el pretexto de evitar una crisis humanitaria”, nada que la tensión llegó al límite de la locura.