Hace saltar las alarmas que entidades comercializadoras, de servicios y financieras estén a la cabeza de las que más utilidades distribuyeron en el primer semestre del año y otras, de esferas decisivas, como por ejemplo, de la Unión Eléctrica, aparecieran en abril entre las menos beneficiadas.
Esa es la punta de un iceberg al que nuestra publicación decidió tener un primer acercamiento, en tanto tales resultados multicausales, registrados y ya evaluados, equidistan del ánimo que guió la aprobación de nuevas normativas legales para repartir las ganancias y su pago anticipado en el sector empresarial.
¿Preocupantes? ¿Aleccionadoras? Eso y mucho más resultan las controversias generadas por las inconformidades y dudas de los trabajadores en relación con tan polémico tema, cuyo desarrollo constituye motivo de análisis sistemático a nivel gubernamental y, especialmente, en la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), pues repercute de manera directa en el perfeccionamiento de la empresa estatal socialista, beneficiada con la puesta en vigor de decenas de medidas facilitadoras para incrementar su eficiencia económica.
De ahí que no nos tomó por sorpresa que antes de cerrar esta edición, viera la luz una nueva resolución, la No. 393, del Ministerio de Finanzas y Precios (MFP), que flexibiliza los requisitos en las entidades para tener derecho a la distribución de utilidades, los cuales responden a reclamaciones en los colectivos y a las tramitadas por la CTC.
Pero quedan otras inquietudes, acopladas con la falta de cultura económica y jurídica en los colectivos de trabajadores. Esa que Fidel siempre llamó a germinar, convertida hoy en una necesidad perentoria para entender y aportar en los procesos, y para razonar cuánto podrá ir o no a los bolsillos cada trimestre.
Se suman erróneas interpretaciones e incumplimientos de las disposiciones legales emitidas para distribuir las utilidades. En este punto vale preguntarse el papel que concierne a los dirigentes sindicales, que no es precisamente el de convidado de piedra. La Resolución No. 56/2021, del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social lo especifica: “Corresponde al director de la entidad, previo análisis en el consejo de dirección y de común acuerdo con la organización sindical a ese nivel, aprobar el procedimiento para la determinación del monto de las utilidades a distribuir (…)”
¿Están todo lo preparados que requieren para estos momentos? ¿Exigen en el lugar y momento adecuados?
Está claro que no, como también que en las asambleas no se discute como amerita el asunto. Y eso tiene su costo.
Sobre esto y mucho más conversamos con José Antonio Pérez Pérez, miembro del Secretariado Nacional de la CTC que atiende su esfera de Asuntos Económicos, quien abundó acerca de las principales irregularidades que se conjugaron en el primer y segundo trimestre del presente año, para que, lejos del beneplácito que debe concitar la distribución de las utilidades, esta no sea vista hoy con muy buenos ojos por sus potenciales beneficiarios.
Si nos ceñimos al contexto en el que “navega” la economía, no debía inquietar que se dejase de alcanzar el impacto esperado. El motivo fundamental: la inestabilidad en el suministro de recursos para respaldar los planes de producción y de servicios. Las consecuencias se reflejaron en empresas con bajos niveles de operación, otras cayeron en pérdidas o no pudieron pagar utilidades porque estas fueron ínfimas, o la calificación de la auditoría al control interno era de deficiente o mal.
Para los trabajadores debe quedar claro, subrayó el dirigente sindical, que la distribución está sujeta a la capacidad financiera de la empresa. Si los resultados económicos no se corresponden con la suficiente disponibilidad de liquidez, será imposible ejecutarla. Por eso es vital que los sindicatos y las direcciones administrativas informen y promuevan el análisis en las asambleas de afiliados y de representantes, a fin de buscar alternativas para incrementar los ingresos, a partir de: emplear de manera eficiente la partida de gastos, diversificar y aumentar las producciones y servicios a la población, encadenarse con el sector no estatal, e intensificar el control interno y la gestión de los cobros y pagos.
Esas siguen siendo reservas por explotar, aseguró, porque es imposible obviar el lastre que significan los efectos negativos en la economía por la situación epidemiológica producto de la pandemia y el recrudecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero que nos impone el gobierno de los Estados Unidos. Sumemos los bajos niveles de actividad y de explotación de las capacidades instaladas, así como problemas de control que atentan contra los buenos dividendos en no pocas entidades.
De sus comentarios se desprende que sin eficiencia no habrá utilidades o serán pocas en el sector empresarial. Tampoco habrá justeza en su distribución si siguen pesando elementos subjetivos, lamentablemente generalizados, que traspasaron la línea de lo permisible y generaron inconformidades en una cifra importante de trabajadores. Y peor aún, ha ocurrido que la desmotivación por el bajo salario provoca fluctuación de la fuerza técnica calificada. Un lujo que no podemos darnos.
Distribuir con justeza
Al cierre del primer semestre, en la mayoría de las oficinas centrales de las Osde se distribuyeron más utilidades, en ocasiones desmedidas, que en sus empresas y Unidades Empresariales de Base, incluso en lugares donde varias entidades subordinadas tuvieron resultados negativos.
Casos como estos llegados a la CTC por diversas vías han sido analizados para ir más allá de la autopsia, en tanto urge que organismos y sindicatos nacionales examinen con profundidad lo que ocurre y adopten las medidas para prevenir deformaciones de la política trazada y eliminar el descontento y desestímulo que conllevan las decisiones desacertadas, afirmó.
Otra nota discordante sigue sonando por los errores cometidos en la confección de los reglamentos, lo cual ha provocado que no siempre los que más aportan son los que más reciben.
“La fórmula utilizada en la mayoría de los casos parte de un Coeficiente de Distribución Salarial (CDS), que favorece a quienes perciben mayor salario escala y no a los trabajadores que más tributan a los resultados de la entidad.
“Hay que diferenciar los cargos claves dentro de la empresa y determinar los indicadores para medir el aporte individual. Lo contrario obliga a rectificar y discutir nuevamente el reglamento en las asambleas de afiliados con mayor profundidad”, nos explicó el dirigente sindical.
Ante tales situaciones “no puede ser justificación que el pago anticipado a cuenta de distribución de utilidades es una experiencia nueva que debe perfeccionarse, porque tampoco se actúa acorde con las indicaciones recogidas en las normas legales aprobadas al efecto.
“Es por eso que en estos momentos, los sindicatos nacionales llevan a cabo la revisión y corrección de los reglamentos para la distribución de utilidades, para posteriormente promover su análisis en asambleas con los trabajadores, y en las reuniones del Secretariado Nacional de la CTC”, precisó.
De tantos números y situaciones, el Secretariado Nacional de la CTC ha valorado que, un asunto de tanta trascendencia para el desarrollo del sistema empresarial y de impacto directo en los trabajadores, no ha tenido la atención requerida por parte de las direcciones administrativas y sindicales en los diferentes niveles principalmente en la base.
“La muestra está en la cantidad de quejas y reclamaciones recibidas y las opiniones negativas en las redes sociales”.
Se aprecian apuntó, deficiencias no solo económicas y financieras. Existe como tendencia que la prioridad en el uso y cuantía de las reservas voluntarias para el financiamiento de los diferentes destinos, solo se utiliza para el pago a los trabajadores, y no como establece la Resolución No. 124/MFP en sus artículos 26.1, 26.2 y 27.
“Tales faltas fueron identificadas en las recientes visitas realizadas a 90 empresas, como parte del sistema de trabajo de la esfera de Asuntos Económicos de la CTC y en la información recibida de los sindicatos y provincias”, puntualizó José Antonio.
En su opinión, las medidas adoptadas en las últimas semanas pueden y deben tener un efecto positivo en los próximos trimestres, siempre que sean implementadas como un sistema: desde el cambio de mentalidad hasta transformar las ventajas en eficiencia. Ganará entonces la economía y los trabajadores se sentirán más motivados y más favorecidos.