Informar con inmediatez y excelencia es condición que lleva en venas Carlos Sanabia Marrero.
Más de medio siglo dedicado al periodismo radial y televisivo le permiten atesorar mil y una vivencias, anécdotas, experiencias, reconocimientos, premios y motivos de satisfacción profesional y personal.
Una de ellas, entre las más entrañables, las muchas coberturas junto al Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.
La primera, a principios de noviembre de 1971, aún está clara en su memoria.
“Una visita a Santiago de Cuba acompañando al entonces Primer Ministro de la URSS, Alexei Kossiguin”.
La úlltima… bueno, esa todavía no se da porque Sanabia sigue en los menesteres reporteriles y confiesa que cada vez que acude a la piedra que atesora las cenizas del Líder Histórico de la Revolución Cubana, en el cementerio de Santa Ifigenia, se percata que sigue siendo noticia: “con Fidel no hay punto final”.
Responsabilidad, orgullo, nervios, sobresaltos, profesionalidad y tanto más estuvieron siempre presentes en las tantísimas ocasiones que Carlitos, como lo llaman muchos, acompañó al Comandante en los reiterados recorridos por este suroriental terruño.
“En uno de ellos, durante una entrevista, me dijo algo especial, algo que por sí solo muestra el cariño por su Santiago de Cuba: Aquí se me oxigena la sangre porque recuerdo los días gloriosos de la Sierra Maestra”.
Durante las décadas del 80, 90, y primero años de 2000, Sanabia siguió dando cobertura a la presencia de Fidel en tierras santiagueras y además, en una ruptura poco común del “fatalismo geográfico”, ganado a fuerza de talento y resultados de trabajo, fue seleccionado para acompañarlo a cumbres, foros, y encuentros a nivel internacional.
Cada viaje fue un acicate para que creciera la admiración, el respeto y el cariño del reportero hacia el líder amado por millones a nivel mundial; no obstante hubo ocasiones que marcaron hitos en su vida, tanto en el orden profesional, como revolucionario y fidelista:
“El aniversario 50 de la fundación de la Organización de las Naciones Unidas, la visita al Papa Juan Pablo Segundo en el Vaticano, y la Cumbre de los Pueblos, que sesionó paralela a la VII Cumbre de las Américas, cuando en el Paraninfo de la Universidad de Panamá se planificó un intento de magnicidio”.
Después de todo ello Carlos Sanabia Marrero, anclado a su natal ciudad, no se desprende de la impronta de ese hombre grande que sigue presente de muy diversas formas en la obra que fraguó y defendió con la misma pasión que ahora otros la hacen más sólida cada día.