“Cuando era joven tuve varios encuentros con Fidel; en realidad, el Comandante en Jefe iba a nuestro encuentro: jóvenes integrantes de la Brigada 30 aniversario del Desembarco del Granma que, en los años 80 se dedicó a impulsar las obras de la salud.
El ingeniero Juan Carlos Anzardo Ávila, jefe del Departamento de Cultivos Protegidos y Hortalizas del Grupo Agrícola recuerda que les llamaban obras de choque, por la envergadura y la urgencia que tenían. “Estábamos terminando el Cardiocentro William Soler, de La Habana (inaugurado el 26 de agosto de 1986); Fidel nos visitaba frecuentemente, sin avisar, siempre preocupado por la obra, las condiciones de trabajo, la atención que nos daban y la alimentación.
“Llegó un mediodía, le hicimos un ruedo y comenzó a intercambiar; hizo muchísimas preguntas sobre el oficio que desempeñábamos y nuestro futuro. Yo procedía de la Empresa Constructora de Obras de Arquitectura no. 7 (Ecoa 7), pues al graduarme de técnico medio en La Habana, no encontré plaza afín y me fui a construir (nació en Bariay, Holguín). Al llegar mi turno, le conté mi historia y que era el secretario de la sección sindical de la brigada.
“Me reprendió, dijo que yo no estaba para eso, que siendo tan joven debía estudiar; que cuando concluyera la obra debía matricular en la universidad. Fidel hizo mi compromiso, y le cumplí. Terminando la obra, me incorporé al trabajo de la Contrainteligencia y matriculé en la Universidad Agraria de La Habana, donde me gradué como ingeniero agrónomo; desde entonces trabajo en la Agricultura”.
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