Mucho tiempo antes de que el tesoro natural de los cayos de Ciego de Ávila se convirtiera en una fuente de riqueza para Cuba, un explorador excepcional recorría el litoral norte en helicóptero, buceaba para aquilatar la calidad de las playas, instaba a echar piedras al mar, sin mirar hacia delante, en la construcción de los pedraplenes, y protagonizaba otras misiones a pie de obra.
Realmente no creo más en los videocasetes, porque una cosa es ver imágenes y otra con los propios ojos. Yo sentía una especial nostalgia por ver esta instalación, me daba la sensación de que era la más bonita, me llevé una impresión inolvidable, afirmaba el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, en el Guitart-Cayo Coco (hoy Colonial), primer hotel inaugurado, en el destino turístico Jardines del Rey, el 12 de noviembre de 1993.
Esa fue una jornada extraordinaria para Eundina Ulloa. Casi recién graduada de la especialidad de servicio gastronómico, en la Escuela de Hotelería y Turismo en Morón le correspondió atender la mesa donde se encontraba Fidel.
“‘Acérquese sin miedo’, me dijo entre otras palabras de aliento el compañero Fidel, pero estaba tan nerviosa que le derramé agua encima. Más impresionada quedé el día de su segunda visita, porque se acercó al grupo de trabajadores y me dijo en tono jocoso: ‘Espero que no vuelva a mojarme’. Ni siquiera podía imaginarme que, pasados seis meses, pudiera acordarse de mí una persona con múltiples responsabilidades. Tanta sensibilidad y humanismo demostraron la grandeza de quien nos diera aliento y confianza a los jóvenes iniciadores del turismo, porque él nos decía que todo saldría bien”.