La primera final le llegó muy pronto a Xavi. Un partido a vida o muerte nada más aterrizar en el banquillo era una bomba de relojería y le explotó en la cara al de Terrassa. Ante el Espanyol dejaron dudas, ante los portugueses estuvieron mejor pero no fue suficiente. El empate no le elimina de la Champions League, pero casi. Están obligados a ganar en Munich al Bayern -algo que parece imposible a día de hoy- y que el Benfica no gane en Lisboa al Dinamo de Kiev -algo improbable a día de hoy. Lo que sí tiene asegurada es la Europa League si salen mal las cosas en la última jornada