Como cada año, en la noche del 15 de noviembre tuvo lugar la ceremonia de dar las tres vueltas rituales a la ceiba que se levanta en el sitio fundacional de La Habana, en vísperas de este aniversario 502 que hoy celebramos.
Junto al Templete, donde ocurrió la primera misa y el primer cabildo que en 1519 dejó fundada la Villa de San Cristóbal de La Habana, aconteció la añeja ceremonia que incluye la petición de un deseo.
Según esta muy añeja tradición, en vísperas del aniversario fundacional, se le da las tres vueltas a la ceiba, que es decir a Iroko o árbol sagrado en la religión africana. Se camina junto al tronco en sentido contrario a las manecillas del reloj, despacio y concentrados en el deseo.
Aunque cada año se realiza la misma ceremonia, tintes bien diferentes de seguro marcaron los deseos pedidos anoche, porque ese fue un día para no olvidar, en el que “la alegría nos invade”, como afirmara el Presidente Miguel Díaz-Canel a propósito del acto central por el reinicio del curso escolar.
Ocurre que el 2021 será un año que permanecerá en la memoria colectiva y particularmente el 15 de noviembre, que ha sido el punto de inflexión hacia una nueva normalidad luego de casi dos años de confinamientos y otras restricciones como parte de la estrategia para enfrentar la pandemia.
Este lunes 15 se completó la educación presencial en las escuelas cubanas con el retorno de todos los niños a sus escuelas, las fronteras quedaron abiertas al turismo internacional y a la llegada de viajeros en general, y también este día de júbilo Cuba ratificó una vez más que nadie podrá nunca mancillar su soberanía ni atentar contra esta realidad que cultivamos “en julio como en enero”, y también en noviembre.
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