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La Revolución empieza en el barrio (+ Fotos)

Alina Perera / Presidencia de Cuba

 

«Se podrá; siempre podremos», expresó este jueves esa convicción, cuanto todavía el sol no había llegado a su máximo punto de calor y de luz, el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, después de que, desde una multitud multicolor y vivísima una mujer gritó que hasta hoy hemos podido; y –¿por qué no?- «sí se puede».

 

 

Aquello era un intercambio hermosísimo en ese universo perteneciente al municipio de Guantánamo: el dignatario iba de un lugar a otro en el barrio La Cecilia —pasando por la escuela primaria «Ángel Ceballo Velázquez», por la panadería, por una pequeña industria de materiales de la construcción, por el Policlínico «4 de Abril», por la farmacia comunitaria, por el lugar donde radica el Sistema de Atención a la Familia (SAF), por una cafetería-restaurante-; y el pueblo lo seguía, lo esperaba en los espacios más abiertos.

Lo hacía para escucharlo y para decirle que la Revolución puede contar con los casi mil hijos de ese universo —que para ser más exactos es la circunscripción llamada Cecilia, perteneciente al Consejo Popular de Paraguay, e integrada por las comunidades La Cecilia y Las Hermanas Giralt—.

Allí, en ese punto de Cuba que está ubicado a unos seis kilómetros de la ciudad de Guantánamo, se viven cambios como los que hemos visto en más de sesenta barrios de La Habana; porque, entre las muchas reflexiones que este jueves hizo el Jefe de Estado, la experiencia de transformación de las comunidades que más lo necesitan salió de la capital para expandirse a lo largo del país.

A decir verdad los primeros cambios empezaron a verse en La Cecilia hace unos tres años —cuando se comenzó a fomentar la minindustria de producción local de materiales de la construcción—; pero los problemas acumulados eran muchos, y los vecinos han expresado insatisfacción con el abasto de agua y su calidad, con los viales, con el drenaje defectuoso que provoca inundaciones frecuentes, y con el deterioro sensible del fondo habitacional.

De todas estas realidades que de un tiempo a esta parte se van transformando hablaron con esta reportera Yucleidi Ramírez Ramírez, Primer Secretario del Partido en el municipio de Guantánamo; Rolando Cantillo Hernández, Intendente de allí; y Henry Rodríguez Terrero, Presidente de la Asamblea Municipal del Poder Popular.

Fueron ellos, de conjunto con las autoridades, y junto al pueblo, quienes dieron la bienvenida a Díaz-Canel Bermúdez, así como al miembro del Buró Político y secretario de Organización y Política de Cuadros, Roberto Morales Ojeda; al viceprimer ministro y titular de Economía y Planificación, Alejandro Gil Fernández; y al Héroe de la República de Cuba y Coordinador Nacional de los Comités de Defensa de la Revolución, Gerardo Hernández Nordelo.

Antes de que comenzaran las fuertes emociones que nacen de interactuar con el pueblo, los anfitriones ofrecieron a las autoridades visitantes una explicación de cuanto sucede en La Cecilia. Ese fue el momento en el cual el Jefe de Estado compartió ideas sobre el momento actual de Cuba. El mandatario, por ejemplo, hizo alusión a la «nueva normalidad» a la cual estamos abocados y que entraña «muchos retos, pero nos da la convicción de que hemos podido (ante la COVID-19) con todo el intenso esfuerzo que se ha hecho, y con todo lo que han aportado nuestros científicos».

Díaz-Canel hizo referencia a la seguridad que las vacunas han conferido a los cubanos. Esos productos hechos en suelo propio, y con talento propio, «nos han permito controlar esta pandemia que nos ha tenido durante más de un año y medio en una situación muy compleja, en que hemos tenido que lamentar pérdidas humanas», y también atender a personas que enfermaron del nuevo coronavirus, dijo.

«El lunes, como ustedes saben, el país quiere entrar en la normalidad; vamos a iniciar el curso escolar; nos vamos a abrir al turismo; se empieza a reanimar la economía, empieza a reanimarse también la vida social», explicó el mandatario, quien no obvió la actividad cultural y la próxima XIV Bienal de La Habana, esa que los enemigos de la Revolución han querido boicotear de cualquier modo.

«Se abre el país a los amigos, a los familiares que están en el extranjero, también a los turistas, y nuestra economía debe empezar a tener ya mayores ingresos que no ha tenido en estos tiempos», afirmó el Primer Secretario del Partido Comunista, quien resaltó la certeza de que la pandemia también ha significado aprendizajes: hubo que lidiar con una enfermedad desconocida, innovar en los protocolos de tratamiento, hacer vacunas para inmunizar incluso a los más pequeños –«somos, apuntó, el único país en el mundo que inició y ya casi está completando una campaña de vacunación con niños mayores de dos años»-.

El otro aprendizaje, argumentó, ha tenido que ver con una mirada a lo más profundo de una sociedad heterogénea. La vida ha estado diciendo, dijo, que ni en las circunstancias más adversas pueden detenerse los «mecanismos que tenemos de atención a la población».

La defensa del poder popular como una fortaleza, como un concepto patrimonial de la Revolución, y de la participación del pueblo como premisa cardinal en todo cuanto se haga, motivaron una explicación minuciosa del Presidente cubano sobre cómo ir haciendo y perfeccionando la democracia del socialismo cubano. Y sobre las transformaciones que Cuba está viviendo en sus barrios, habló de ir más allá de una mirada asistencialista: hay que tomar parte en la solución de los problemas; «el tema no es solo poner en producción una hectárea de tierra sino cómo vamos todos a participar en la producción, en la puesta en marcha de esa hectárea de tierra, o en arreglar la panadería como han hecho ustedes, o en arreglar el Sistema de Atención a la Familia».

El control popular como garantía de la transparencia en cuanto se haga; o el municipio como pieza clave en la estrategia de desarrollo territorial; en torno a esas ideas reflexionó el Presidente cubano, quien hizo alusión a defender la participación democrática de las personas en el barrio. De igual manera hizo referencia al «apoyo que hay que dar a los delegados por parte de las instituciones administrativas, y seguir trabajando, y no perder el impulso».

«Yo estoy convencido —destacó— de que si seguimos trabajando así, de que si a esto le sumamos elementos de innovación a partir de lo que nos van aportando los grupos de expertos y científicos en todo el país, (…) nosotros en unos años, aunque haya bloqueo —porque sabemos que el bloqueo está y lo van a seguir recrudeciendo—, nosotros con nuestro propio esfuerzo, con nuestro propio talento, con nuestra propias fuerzas, vamos a ir superando el bloqueo».

A propósito de un barrio como La Cecilia el Presidente cubano razonó que «no hay por qué tener en la comunidad tierras sin usarse, o personas desvinculadas del estudio o del trabajo, sobre todo sin son jóvenes, porque hay condiciones aquí para generar empleo».

«Uno de los principales elementos del bienestar y de cualquier proyecto económico social es que generemos empleo, que la gente tenga donde trabajar y que por trabajar puedan tener un salario y que con ese salario entonces puedan satisfacer sus necesidades», reflexionó Díaz-Canel Bermúdez.

Después de ese encuentro el mandatario salió a recorrer la comunidad y en algún momento comentó a los vecinos del lugar: «Todo este esfuerzo que estamos realizando en los barrios tiene que partir de lo que ustedes propongan; o sea, sabemos que tenemos problemas acumulados y que todo no los podemos resolver de golpe, pero ustedes van dando las prioridades, y lo van conversando con sus delegados, y en ese trabajo con los delegados van dando prioridades».

«Mucha atención a la gente con mayores desventajas en el barrio —alertó el Jefe de Estado-: «si tenemos un viejito que vive solo, entre todos nosotros, de manera solidaria (debemos) ver, además de lo que hagan los trabajadores sociales y de la ayuda que le puedan dar por la Revolución, cómo podemos ayudarlo».

«Ustedes nos aportan experiencias que podemos trasladar a otros territorios —dijo el Jefe de Estado a los vecinos de La Cecilia—; y así, entre todos vamos socializando lo que se va haciendo en el país, y eso demuestra que esas manipulaciones que nos hace el enemigo de querer fomentar marchas que tiendan a sus intereses no hacen falta, porque nosotros aquí tenemos mecanismos democráticos, de participación, donde nuestra gente pueden expresar sus problemas. Los pueden expresar, pueden hacer propuestas, entre todos podemos implementar esas propuestas, y entre todos vamos a controlar cómo se hacen las cosas. Y esa es la verdadera democracia, ese es el verdadero poder popular (…), lo que hay que hacer es seguirlo defendiendo, articulando».

El siguiente punto en la agenda del Presidente fue la Finca La María Elena, también perteneciente al municipio de Guantánamo y ubicada en el anillo verde situado en la periferia de la ciudad cabecera de la provincia. Allí sostuvo un fructífero diálogo con Pedro Manuel Dorado, quien produce plátano, guayabas y frutabomba, y es un convencido de que aplicar la ciencia y la innovación al mundo agrícola es un buen camino.

A la tierra hay que observarla, darle atención, igual que a quienes la hacen parir frutos. Sobre esas premisas conversaron el Presidente cubano y Pedro Manuel, quien también mencionó la gratitud cuando llegó el momento de hablar sobre los precios de los productos agrícolas. El agricultor contó al Jefe de Estado todo lo que la Revolución ha hecho por su familia, algo que él no olvida ahora que la urgencia es dar alimentos al pueblo.

 

 

Continuar rearmando lo que fortalece a Cuba

La Revolución empieza en el barrio, y si ese barrio está bien, el municipio también lo estará y así sucesivamente hasta llegar a la nación. Así reflexionó Díaz-Canel Bermúdez, en la tarde de este jueves, desde el barrio bayamés de Pedro Pompa en la provincia de Granma.

Hasta este lugar de la geografía cubana llegó el mandatario para apreciar todo lo que se va haciendo para transformar la realidad de un barrio cuyos problemas se habían acumulado con el paso de los años: se han rehabilitado importantes conductos hidráulicas, y han nacido nuevas infraestructuras para atender a la población, se trabaja en instalar nuevos servicios de telefonía, y se labora en la rehabilitación de viviendas.

«Este trabajo en los barrios llegó para quedarse; hay que hacerlo sistemático y sostenible», enfatizó Díaz-Canel en el encuentro con los dirigentes de la comunidad de Pedro Pompa. Fue allí, mientras el dignatario hizo un recorrido para saludar a los pobladores, que un niño pidió hacerse un selfie con él. Fue allí donde los vecinos salieron a saludar y las mujeres saludaban o bendecían al Presidente.

El siguiente punto en la visita fue la Empresa Pecuaria Roberto Estévez, ubicada en el municipio granmense de Cauto Cristo. Allí el mandatario conversó con Armando Santiesteban Piña, director de la entidad, y con el campesino usufructuario Alfredo Proenza Pantoja. La motivación era conocer por dentro una experiencia que apunta a ser sostenible en la producción de alimentos.

El cierre de la jornada tuvo lugar en el Polo Productivo «Mártires de Artemisa», también en Cauto Cristo, donde se vienen rescatando áreas que antes estuvieron tomadas por el marabú, y donde ya está en la mira el autoabastecimiento del municipio, y en próximas etapas, tributar a otros destinos.

Las batallas son múltiples. Pero, si se ha luchado contra un virus terrible y ahí están los resultados, ¿cómo no pensar que en otros combates los cubanos también podrán tocar el triunfo?

 

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