Eloy Pérez apenas levanta la cabeza del trabajo que realiza. Sus manos sujetan un martillo, con el cual asegura el sello en un rotor de turbina. La pieza es grande y pesada, una de las tantas que son imprescindibles en los centrales azucareros.
Se ve fuerte, pero ya cumplió 65 años. “Hace poco presenté la jubilación”, afirma, aunque agrega que piensa seguir trabajando, para poder ganar un poco más.
El martilleo es incesante. Nada extraño en el taller de Turbinas de la Unidad Empresarial de Base (UEB) Habana, de la empresa de Servicios Técnicos Industriales (Zeti), perteneciente al Grupo Azucarero Azcuba.
De acuerdo con las palabras de Eloy, se desempeña como gruero, pero ahora sustituye un compañero que se encuentra enfermo. “Comencé aquí en el año 1983, así que he ido aprendiendo de todo un poco, primero fui custodio, luego me dieron oportunidad de pasar a otra plaza, la experiencia cuenta en estos oficios”, dice, mientras detiene unos minutos su faena.
“Por supuesto, me gusta más estar en la grúa, eso es lo mío, pero ahora hacía falta terminar estas piezas, y lo importante es sacar adelante el trabajo porque ahorita empieza la zafra y no nos podemos retrasar”, asegura.
Cienfueguero, natural de Palmira, cuenta que laboró en el central Elpidio Gómez, y cumpliendo el Servicio Militar vino para La Habana, ciudad donde construyó su familia, y el amor lo retuvo para siempre.
Declara que en este colectivo se ha sentido bien, por eso nunca pensó en irse para otro sitio.
“Mis compañeros son como mi otra familia, si uno tiene un problema, es de todos, por eso nos ayudamos”, refiere y señala que lo comprobó cuando tuvo la Covid-19: “Aunque me cuidé mucho, no escapé, por suerte, no dejó ninguna secuela. Ahora, me protejo más todavía”, expone el hombre y muestra de eso es la mascarilla que tiene en el rostro y que no se quita, a pesar del fuerte calor.
Cuando habló del movimiento de innovadores, asevera que ahí el que más y el que menos, ha inventado o recuperado una pieza porque muchas veces faltan y tienen que ingeniárselas para que la producción no se detenga.
Lo dejo sumido en el martillear. Y aunque afirma que es sencillo, en verdad, no lo es, hay que tener destreza y mucho cuidado. Para cuando vuelva, apunta, estará en su grúa, de ahí no se jubila.