Declaración de la Central de Trabajadores de Cuba
En una ocasión Fidel expresó que algún día habría que elevarle un gigantesco monumento a ese héroe insuperable que es el pueblo. Y es que los trabajadores cubanos hemos sido capaces de sobreponernos a obstáculos tan poderosos como un bloqueo económico, comercial y financiero recrudecido, y en los últimos tiempos a una pandemia que ha puesto en crisis a todo el planeta.
A muchos les sorprende que una nación pequeña y asediada haya sido capaz de mantener la vitalidad de su economía, de preservar sus conquistas laborales y sociales y de ir dominando, con la valiosa contribución de sus científicos y de un sistema de salud universal, gratuito y de calidad, los efectos de una cruel enfermedad hasta hace poco desconocida.
Las razones están en el empeño cotidiano de los hombres y mujeres que día a día en fábricas, talleres, campos, hospitales, escuelas, centros científicos y desde el más humilde puesto de trabajo, construimos este país, conscientes de que en una sociedad socialista como la nuestra cada paso lleva la voluntad de un Estado constituido con todos y para el bien de todos.
Cuando a partir de los esfuerzos de los trabajadores estamos haciendo posible la apertura de un camino de recuperación, operadores políticos internos, conducidos y alentados desde el exterior, anuncian la intención de realizar una marcha que han presentado como pacífica y lícita, invocando la Constitución.
Según el propio articulado de la Carta Magna, el ejercicio pacífico contempla no atentar contra otros, ni vulnerar la paz ciudadana ni estimular la reversión del orden establecido. Una actuación lícita no puede lesionar los derechos de otras personas, afectar la seguridad colectiva, el bienestar general, el orden público, y siempre debe realizarse bajo el respeto a la Constitución y a las leyes.
En este caso, los objetivos mal disimulados son provocar un cambio del sistema político en Cuba y la vuelta al capitalismo. Y lo demuestra el apoyo decidido mediante una avalancha de mensajes en redes sociales, de elementos que desde el exterior vociferan en favor de una intervención militar de Estados Unidos, de connotados terroristas, de personeros de la contrarrevolución en la Florida y hasta de los restos de la derrotada brigada mercenaria 2506.
Los trabajadores cubanos, unidos en torno a la Central de Trabajadores y a los sindicatos, que avanzamos en la construcción de la nueva sociedad y en la actualización del modelo económico para edificar un país mejor, rechazamos enérgicamente a quienes promueven actos desestabilizadores. Estamos convencidos de que ninguna provocación logrará desmoralizar ni amedrentar a los que aquí luchamos por el presente y el futuro de la nación.
El movimiento sindical batallará en el logro de la eficiencia de la empresa estatal socialista, porque los trabajadores de los sectores privado y cooperativo sean actores cada vez más importantes en el entramado económico nacional y porque tengan éxito cada una de las medidas encaminadas a hacer próspero y sostenible nuestro proyecto social socialista.
El sindicalismo cubano se movilizará junto a todo el pueblo contra los que se empeñan en arrebatarnos nuestra independencia y soberanía y las conquistas logradas con el sacrificio colectivo.
Ante la escalada enemiga, apoyada en sus títeres de turno, la CTC y los sindicatos hacemos nuestras las palabras del Comandante en Jefe Fidel Castro cuando fijó la postura de los revolucionarios cubanos: “¡No le vamos a dar garantías a la contrarrevolución, que es lo que quieren! (…) ¿Hacerle el juego a los que están dispuestos aquí a hacer correr la sangre de millones de personas? No tenemos por qué tolerarlo. Y no lo vamos a tolerar. Ni tendrán aquí ninguna prerrogativa, eso sí se lo dije muy claro a todo el mundo. Los contrarrevolucionarios no tendrán aquí ninguna tribuna. Los contrarrevolucionarios no tendrán aquí ningún derecho a hacer campañas contra la Revolución. ¡Se acabó!”.
Contra los propósitos de desestabilización que nos quieren imponer desde una matriz mediática, los trabajadores cubanos y el movimiento sindical esgrimiremos nuestras armas más poderosas: la unidad y el patriotismo.
¡Viva la Revolución Cubana!