Con más de 115 años, el central Uruguay se yergue como testigo de las trasformaciones de la sociedad cubana. En sus hierros está inscrita la historia de desigualdad social y explotación de lo trabajadores azucareros durante la primera mitad del siglo XX.
Allí, donde también en tiempo muerto se respira melaza, aún laboran testigos de la metamorfosis del coloso jatiboniquense después del triunfo de la Revolución cubana, razones por la que defienden y apoyan la obra humanista del proyecto socialista cubano.
Esa comparación, ceñida a los cimientos de una de las mayores fábricas de azúcar del país, fueron expuestas como razones por los trabajadores del Uruguay, quienes rechazan cualquier intento anexionista con pretensiones de volver a un pasado de desigualdad laboral y social.
A la sombra de las torres del coloso, ese colectivo se reunió tras el llamado del secretariado provincial de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) en Sancti Spíritus, para expresar los argumentos del pueblo cubano para repudiar los planes de ciertos grupos minoritarios, financiados y dirigismos desde el extranjero, que pretenden realizar marchas desestabilizadoras en el país.
Maylén Gómez Casdelo, miembro del secretariado de la CTC en la provincia, leyó con bases y argumentos el editorial La razón es nuestro escudo, documento publicado por el periódico Granma donde se analiza la ilegalidad del intento de desorden público.
Con un carácter esculpido en la humidad de un hogar de trabajadores azucareros, Maylén unió su voz a la de los trabajadores del Uruguay para repudiar el bloqueo y cualquier actividad subversiva con pretensiones de desestabilizar la tranquilidad de Cuba.
“Los logros de la Revolución están en esta industria, donde se multiplicó la capacidad de molida, se amplió el objeto social y se transformó la política laboral”, dijo Gómez Casdelo.