El anuncio esta última jornada de la aprobación de otras 67 micro, pequeñas y medianas empresas, conocidas como mipymes, con lo cual ya superan más de cien en muy poco tiempo, dan una idea del ritmo que se busca imprimir a ese proceso de transición que dirige el Ministerio de Economía y Planificación.
Como crisálidas que se convierten en mariposas, en la mayoría de los casos son negocios que ya existían, pero que se mantenían bajo la sombrilla opaca del trabajo por cuenta propia.
Resalta, no obstante, cuando se revisa el listado o leemos algunos de los trabajos periodísticos sobre varias de estas empresas emergentes, que son emprendimientos que ya destacaban con anterioridad.
Varios proyectos de desarrollo local, algunos de los pioneros en las exportaciones del sector no estatal, productores con marcas y nombres comerciales ya de cierta relevancia en determinados territorios, las nacientes mipymes son el resultado de iniciativas con cierta madurez, con conceptos claros sobre su alcance y formas de relacionarse con el resto de los actores económicos.
Casi como una coletilla final, las informaciones sobre la aprobación de estos dos grupos iniciales de micro, pequeñas y medianas empresas, plantean que hasta el momento no ha sido denegada ninguna solicitud por el Ministerio de Economía y Planificación.
Eso dice mucho de lo expedito que va resultando el proceso, apoyado además en las tecnologías de la comunicación, a partir de las solicitudes que se han recibido a través de la Plataforma de Actores Económicos.
No escapa a la atención que dentro de esas Mipymes empiezan a nacer también los primeros resultados prácticos de la incubación de negocios en el Parque Científico y Tecnológico de La Habana, un escenario todavía poco conocido, que deberá aportar sorpresas en materia de originalidad o alto valor agregado de sus proyectos empresariales.
El hecho de que entre las actividades más representadas en este nuevo pelotón de entidades predominen las producciones manufactureras y de alimentos, indica no solo la prioridad expresa desde la voluntad estatal por fomentar este tipo de negocios, sino también su correspondencia con las necesidades más urgentes que impone nuestro mercado interno, lo cual las convierte en las Mipymes más prometedoras, con mayores posibilidades de éxito.
Habrá que seguir de cerca este despegue de las micro, pequeñas y medianas empresas, pues no basta con constituirlas, sino que será preciso respaldarlas con acciones prácticas, para garantizar la eficacia de las nuevas normativas que rigen su funcionamiento.
Es previsible entonces que continúe esta ampliación del número de nuevas entidades, con todo lo que ello representa para una posible reactivación de nuestra economía, y una mayor satisfacción de las incontables necesidades que tiene nuestra población, a la larga la más beneficiada con esta metamorfosis de crisálidas que maduran y se abren, para que nuestras flamantes y tan esperadas Mipymes desplieguen, al fin, sus alas.