No se lo podía creer… y no lo creyó hasta que escuchó el anuncio oficial de la Academia Sueca. El premio Nobel de Literatura llega a manos de un africano. Pero África sigue siendo una de las grandes preteridas en el circuito internacional de los galardones literarios.
Abdulrazak Gurnah, nacido en Zanzíbar, lo mereció, según la nota divulgada, por la «penetración intransigente y compasiva» en sus libros de «los efectos del colonialismo y el destino de los refugiados en el abismo entre culturas y continentes».
Él mismo es un refugiado. Llegó al Reino Unido cuando tenía 18 años, huyendo de la represión que sufrieron los ciudadanos de origen árabe en su país. En el exilio comenzó a escribir. Parte de su obra está consagrada a la descripción de los efectos del colonialismo.
A pesar de la trascendencia de su novelística, Gurnah es prácticamente un desconocido en América Latina. Al menos entre el gran público. La concesión del Premio pudiera contribuir a una mayor socialización de su obra en la región.
Por lo pronto, Gurnah considera que su galardón podría significar que temas como la crisis de los refugiados sean ahora más discutidos. «La gente está muriendo, la gente está siendo lastimada en todo el mundo», afirmó. Él ha sido cronista privilegiado de ese drama.