Una conexión Y puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte, y aunque su utilización es, desde siempre, imprescindible en las salas de cuidados intensivos de las instalaciones hospitalarias, en tiempos de Covid-19 las exigencias aumentaron para el sistema de Salud en Cuba y hubo momento en los que su falta puso en peligro la supervivencia de no pocos enfermos.
El subdirector técnico del Centro Provincial de Electromedicina de Las Tunas, Fernando Ferrera Núñez, recuerda que esas conexiones en estos casos son utilizadas en las salas de terapia intensiva para el suministro de oxígeno medicinal, otro insumo con existencias limitadas en varias ocasiones en esta etapa de enfrentamiento a la pandemia.
Ferrera Núñez refiere que esta pieza es un multiplicador del número de pacientes a ventilar desde una toma central, porque permite acoplar más de uno a la toma central o a un cilindro portador de ese medicamento y ahí radica la importancia de sus existencias en las áreas de Salud, que han estado al borde del colapso por el aumento de los contagiados en estados críticos o de gravedad.
La solución…
Ante el desafío, el Centro Nacional de Electromedicina solicitó a su dependencia en Las Tunas la búsqueda de alguna institución con las condiciones técnicas capaces de replicar la pieza de marras y ponerla al servicio del Ministerio de Salud para mitigar la carencia y contribuir a salvar vidas frente a la enfermedad que nos azota.
“Así nos llegó la solicitud del encargo”, cuenta el máster Ramón Morales Pérez, director de la Unidad Empresarial de Base (UEB) Talleres y Desmonte Azotecnia Las Tunas, más conocida como Talleres 14 de Junio, donde “el pedido se convirtió en prioridad, sin dejar de atender otras tareas vinculadas con la venidera zafra azucarera, y a todas les estamos poniendo el corazón”, remarca.
Todo eso lo sabe bien Ángel Pérez Rodríguez, jefe de colectivo del taller de fabricación y recuperación de piezas, quien con satisfacción reseña que fue necesario fabricar una pieza para la fundición, pero todos los implicados asumieron el desafío con responsabilidad y mucha sensibilidad por su valor humano.
“Hicimos 15 de entrada. Se llevaron la muestra y los demandantes la aprobaron porque tienen una magnífica calidad”, dice entusiasmado y exhibe algunas de las conexiones terminadas y otras en proceso, cuya similitud es garantía del éxito del proyecto que ya comienza a mitigar las necesidades.
Agrega que terminaron un primer pedido de 40 conexiones para el hospital general docente Ernesto Guevara de la Serna, de Las Tunas, y al ver su calidad le hicieron otro pedido que suma las mil con destino a todo el país, “y estamos en condiciones de fabricar las que nos demanden”, enfatiza Pérez Rodríguez.
Las lecciones…
El Director del colectivo y sus compañeros de labor saben que le están agregando valores a sus producciones, “pero en este caso no se trata de dinero, porque está en juego la vida, lo más preciado de un ser humano y la vamos a seguir defendiendo”, es la matriz de opinión de los trabajadores del taller.
Y esa señal de humanismo marca diferencia tangible entre nuestro sistema social y el capitalismo, donde la salud es mercancía que pone las ganancias por encima hasta de la vida.
Pero hay otra lecciones que pueden aprovecharse en beneficio de la economía nacional, pues estas conexiones Y de tanta utilidad son importadas, mientras en nuestras industrias duermen el talento creativo y sus capacidades reales de responder a muchos encargos de esta naturaleza.
Lo realizado aquí, y en otros sectores, valida el encadenamiento productivo como cauce a seguir en el propósito declarado de disminuir importaciones y exportar, por qué no; un procedimiento que requiere escenarios – recuerdo las jornadas nacionales del Fórum de Ciencia y Técnica- para socializar las mejores prácticas y generalizarlas, que son hoy más necesarios que nunca.