Portugal es la nueva campeona del mundo… además de ser la vigente campeona de Europa. Son los dominadores actuales del fútbol sala (el Sporting también ganó la Champions este año) y Ricardinho, el emblema del país, entra en el Olimpo (donde residían los dioses en la mitología griega) a sus 36 años con una Copa del Mundo que le hace ganar enteros para ser el mejor jugador de la historia (si no lo es ya).
Ya lo ha ganado todo y fue MVP del torneo. Los lusos se convierten en la cuarta selección que lucen una estrella en su pecho tras Brasil (5), España (2) y Argentina (1), que cayó en Lituania y cede el trono a una Portugal (1-2) a la que le salió todo de cara durante el torneo. La suerte del campeón, desde el inicio del torneo.
De salida fue un duelo muy igualado, con los dos equipos a la expectativa, esperando a su rival, por lo que apenas generaron ocasiones, salvo un disparo al palo de Borruto. Por experiencia, Argentina estaba por delante, ya que tres de sus cinco jugadores del quinteto inicial también lo fueron en la final de Colombia hace cinco años.
Tras trece minutos, llegó la acción que cambió el partido y que provocó que la albiceleste perdiera parte de la corona: Borruto, máximo goleador histórico de Argentina en los Mundiales, pegó un puñetazo a Ricardinho tras hacer una presión. El portugués se quedó tendido en el suelo, dando gritos, pero los árbitros no vieron nada. Fue el banquillo portugués el que pidió el VAR. Los árbitros lo revisaron y no dudaron: roja directa. Argentina también reclamó el VAR en esa acción por un golpe sobre Cuzzolino, pero no había nada de nada.