El colega Francisco Rodríguez titula Prueban pasta dental con materia prima cubana su reporte sobre el proceso de lograr en el país la producción de una materia prima para sustituir uno de los fundamentales componentes importados de la pasta dental.
En esa nota uno se entera de que desde hace un año hay un grupo temporal de trabajo ocupado de desarrollar gradualmente las once materias primas que integran ese producto básico de aseo personal.
Dice Francisco Rodríguez que como resultado de una colaboración entre la comunidad científica y la industria cubana, se empleará:
carbonato de calcio natural de producción nacional, como principal abrasivo para la limpieza de la dentadura, en lugar de las sílicas hidratadas, cuya importación cuesta alrededor de 95 dólares por kilogramo.
Los lectores acogieron con alegría esta noticia, pues se trata de un producto de alta demanda cotidiana, y lo expresaron mediante comentarios digitales que traemos a bordo.
Pepesin dice:
Ante todo debe tener calidad, presencia, frescura que hagan al cliente pensar en lo nacional, pero para poder exportar en el futuro, hay que invertir en algunos equipos y preparar bien al personal para que salga con amor.
Este razonamiento de Pepesin nos hace recordar la frase de José Martí, esa que ciertos personajillos están tratando de tergiversar, pero que es la siguiente:
El vino, de plátano; y si sale agrio, es nuestro vino.
Nunca el Apóstol dijo que el vino cubano es agrio o que tiene que ser agrio y que debemos contentarnos con que sea nuestro, sino que en un país cuyo clima no facilita la cosecha de la uva, sino la de plátano, este puede ser uno de sus componentes.
El Héroe Nacional no afirmó que necesariamente tuviera que ser agrio, pues con un recurso nacional se puede hacer una buena bebida, y en última instancia, condicionalmente si sale agrio, es nuestro.
En el caso de la pasta dental y sus once componentes, uno a uno pueden irse sustituyendo por los propios, y hasta lograr esas características a las cuales se refiere Pepesin para que todos pensemos en él cuando necesitemos ese productos.
Y por supuesto, también la calidad debe alcanzar niveles que lo hagan competitivo y sea un renglón exportable.
Si bien Pepesin alude a la calidad, Raudel Tamayo Lobayna analiza el asunto desde otro punto de vista, el de lo costos y la rentabilidad, sobre lo cual la nota de Francisco Rodríguez aporta el siguiente elemento:
El costo de importación para fabricar una tonelada de pasta dental oscila de acuerdo con la calidad del producto entre los 2 mil 700 y los 3 mil 400 dólares, lo cual justifica el programa sectorial presentado para la sustitución paulatina de sus materias primas importadas por otras hechas en el país.
Tras exponer sus razonamientos, Raudel Tamayo Lobayna dice:
Espero esto no sea unos de los tantos inventos que hemos tenido en nuestra linda Cuba que a los pocos años pasan al olvido y a volver a inventar y seguir pasando trabajo y necesidades.
Todo indica que se dan pasos sólidos, pues como reportó Francisco Rodríguez:
El objetivo es sustituir el 100 % de los productos importados, lo cual permitiría liberar unos 10 millones de dólares anuales para otras necesidades del país.
En resumen: Es bienvenida la noticia, sobre todo porque esta transformación de una industria tiene el protagonismo de la ciencia y la innovación, en la que tanto los investigadores como los productores están respondiendo al reclamo desde el punto de vista no solo de la economía, y la sociedad, sino también del desarrollo de la propia ciencia.
Guaguas pasadas pueden accederse desde aquí
En una reunión con trabajadores de la Cooperativa de Ómnibus Aliados en La Habana, el 30 de marzo de 1959, Fidel dijo: «Ustedes saben que uno de los lugares donde más se discute de política, de revolución, de economía y de todo, es en el ómnibus, ¿no? Es como una plaza pública el ómnibus, es como una mesa redonda; un ómnibus es como una mesa redonda permanente, donde todo el que sube opina. (…) a veces pregunto qué se habla en los ómnibus, para enterarme de cómo andan las cosas.»