Icono del sitio Trabajadores

El Sevilla deja de ser invencible tras ocho partidos y cae 0-1 ante el Granada.

El Granada y Robert Moreno han cogido aire con la primera victoria del equipo nazarí en Liga y en el partido más complejo del curso porque han superado a un rival que no conocía la derrota en competición oficial tras ocho partidos. El equipo rojiblanco superó al Sevilla con un gol en el primer periodo de Rochina y mucho sufrimiento en el segundo.

Balón de oxígeno para el entrenador y decepción profunda en un Sevilla que podía colocarse igualado al trío de cabeza, pero que ha vuelto a demostrar que si no va de verdad a por los partidos, lo termina pagando. Los Cármenes estallaron de alegría. Se llevan este derbi andaluz y ven vida e ilusión en el horizonte.

Cuando el agua está cerca de llegar al cuello, los equipos que están con su entrenador tratan de mostrar que, al menos, no le van a dejar en la estacada. Esto mostró el Granada desde el inicio ante el Sevilla, cortocircuitando la salida limpia del equipo hispalense y dañando con llegadas rápidas hacia el área de Bono. Todo esto con un Sevilla, que venía de salvarse con un empate en la Champions a última hora y donde Lopetegui movía el equipo con ciertos detalles que tendría que cambiar al descanso. Porque no encuentra el jugador ideal para que mueva su centro del campo con fluidez, junto a los fijos Fernando y Jordán. Además, colocó por primera vez a Suso y Lamela en las bandas. Le sobraba calidad, le faltaba fuerza. Ya base de fuerza, carreras solidarias y juego por banda, se fue afianzando la idea local. Hasta que Rochina, con un disparo marca de la casa, abría el marcador mediado el primer periodo.

Mal despeje de Diego Carlos en la frontal y el zurdo le pegó de empeine total, cogiendo mal colocado a Bono, quien pudo hacer algo más en el disparo. Explosión en Los Cármenes. El Sevilla volvía a verse por detrás fuera de casa. Un panorama ya vivido con primeras partes donde los sevillistas tratan de ponerme cloroformo, aunque a veces son ellos mismos los que caen en su propia trampa del que no suceda nada. Rochina, de cuchara, dejó mano a mano a Luis Suárez con Bono, quien la cazó de volea. Manos arriba. El Sevilla se salvaba por un pelo con la posición adelantada del delantero. A renglón seguido, la tuvo para igualar la contienda. Balón parado frontal a la portería, balón que gana Koundé en el segundo palo libre de marca y su cesión para la llegada de Diego Carlos la remata en plancha el brasileño por encima del larguero. Era más difícil despejarla que anotar. Deformación profesional. En esos minutos sí que apretaron los del Sánchez-Pizjuán. Fernando lo intentó desde la media distancia para que después Jordán, en un pase de la muerte de Montiel, no supiese poner el pie para que la pelota cogiese portería. Era el momento de Lopetegui. Iba a mover su banquillo.

Cinco cambios en 25 minutos

Papu Gómez, Navas y el defenestrado Munir eran la solución para el segundo periodo por parte sevillista. Un once más ofensivo. Se la tenía que jugar para sumar. Y al poco de arrancar el segundo tiempo, una jugada de fantasía de Lamela, con dos regates dentro del área, terminó con un disparo sin peligro cuando lo tenía todo a favor. El Granada esperaba su momento para salir en velocidad, con un Luis Suárez muy inteligente a la hora de tirar desmarques y confundir a los centrales del Sevilla. Tras un inicio efervescente, Lopetegui agotó los cambios a veinte minutos del final. A la desesperada y con sustituciones sin demasiado orden y buscando llegar al área, aunque sin un plan muy definido.

Munir tuvo una gran ocasión en el segundo palo a centro de Jesús Navas. Tapó bien Maximiano. La siguiente fue a balón parado para Koundé, haciendo la estatua el portero granadinista. El balón pasó cerca del poste. Le tocaba sufrir al Granada hasta el final con un Sevilla volcado y mucho jugador con vocación ofensiva en la hierba. Aguantó el Granada pese a varias llegadas con mucha gente del del área de los sevillistas. Roja a Diego Carlos y varias peleas para que el descuento se fuese entre empujones y bravuconadas. Victoria del Granada. Lo necesitaba el equipo y Robert Moreno.

Compartir...
Salir de la versión móvil