El Inter, a la espera de los partidos de Nápoles y Milan de mañana, se acuesta a un punto del liderato de la Serie A gracias a un sufrido triunfo en el estadio del Sassuolo. Los neroverdi, con Dionisi en lugar de De Zerbi, mantienen una bonita identidad de juego y se fueron al descanso merecidamente con ventaja, pero los cambios de Simone Inzaghi le dieron la vuelta al partido y al marcador.
El gol del 1-0 nació de un mal pase de Barella y de una jugada personal de Boga, al que Skriniar tumbó en el corazón del área. Un penalti clarísimo, que Berardi materializó magistralmente. Antes del 45′, además, el Sassuolo pidió la expulsión de Handanovic por un choque del guardameta contra Defrel fuera del área que ni el árbitro, ni el VAR quisieron castigar.
En el comienzo de la segunda parte, los de Dionisi desperdiciaron al menos tres ocasiones para aumentar su ventaja, pero dejaron con vida a los nerazzurri y eso les pasó factura. Inzaghi, entonces, sacó del banquillo a Darmian, Dimarco, Vidal y, sobre todo, a Edin Dzeko. El bosnio tardó 30 segundos en poner las tablas, cabeceando entre palos tirándose en plancha un centro de Perisic y sumando ya seis goles con su nueva camiseta.
A partir de ahí, los milaneses tomaron las riendas del partido y completaron la remontada otra vez gracias al ex de la Roma, que forzó un penalti recibiendo un pase vertical e intentando regatear al portero Consigli, que le paró con una falta. Lautaro no falló desde los once metros y en el último cuarto de hora el Inter aguantó bien el intento de asedio del Sassuolo, que como contra Atalanta y Roma se llevará muchos cumplidos, pero ni un punto.
