Un emporio para la producción de alimentos está de vuelta a la vida. El organopónico Fontanar, en Boyeros, ha sido recuperado de la maleza, gracias al empeño de los trabajadores agropecuarios de La Habana, que en jornadas productivas durante el mes de agosto, limpiaron la totalidad de sus 14 hectáreas.
Con la construcción de un pozo y la activación de otro, garantizarán el agua a los disímiles cultivos que, diversificados y bien atendidos, pueden abastecer de hortalizas y condimentos a los habaneros durante todo el año.
Alexis Aguilar Corrales, director en funciones de la Empresa Agropecuaria Metropolitana, que atiende a este organopónico, dijo a Trabajadores que ya habían logrado algunas plantaciones, como el pepino que, en unos días podrán cosechar, y afirmó que existen la infraestructura y sistemas de regadíos para poner en explotación progresivamente todas las áreas productivas.
Según Rodney Socarrás y Yordanis Leyva, trabajadores del centro, el problema principal de la parada de la producción este año, fue la falta de agua a partir de la intensa sequía de mediados del 2020; poco a poco la hierba fue ocultando los canteros, por lo que se requirió de un gran esfuerzo de los agropecuarios, dirigidos por la Delegación de la Agricultura en La Habana y el apoyo del Grupo Agrícola para la limpia y saneamiento.
Oliver Tornes Terry, director de la UEB Granja Boyeros, reconoció que desde mayo pasado hay dos cisternas llenas, pero faltaron siembras en secano de especies rústicas y seguimiento a los cultivos para haber mantenido aunque fuera un mínimo de las plantaciones en distintos estadios.
Los trabajos productivos masivos de agosto tuvieron los tropiezos de los aguaceros, que en esa zona son abundantes y frecuentes, por lo que la yerba crecía de un día para otro, aunque fue posible acondicionar áreas suficientes para que en lo adelante atiendan los trabajadores, indicó Terry.
Sostener producciones
El primero de septiembre, inicio de la Campaña de frío 2021-2022, las ocho hectáreas del organopónico de Fontanar que gestiona Maykel Díaz Toyo en su condición de usufructuario (lo recibió a principios del 2020), estuvieron listas para continuar las labores agrícolas, sobre todo plantaciones y limpieza del área; las otras seis están bien atendidas y cultivadas por un colectivo de la UEB.
Maykel comentó que antes de recibir esa tierra, esta instalación llevaba varios años sin producir, que fue posible recuperarla y sembrarla totalmente en los primeros meses del año precedente. Después de cinco meses parado en este 2021, con la voluntad colectiva y la participación de sus trabajadores (27 contratados y menos de una decena de obreros), el organopónico deberá florecer para cumplir su misión de abastecer a la ciudad.
Su administrador admite que cuenta con los recursos materiales, semillas, la infraestructura. “Tenemos que hacer lo que nos toca: sembrarlo y ponerlo a producir”, afirma no sin escepticismo, sobre todo por la falta de financiamiento, pero mirando las flores en las plantas de pepino que auguran una pronta cosecha.
Ese día, Maykel mostró los semilleros de tomate que brotaban y en breve cubrirían una buena parte de los canteros; además tenían otros con rábano, y el propósito era sembrar la mayor parte del área con diversidad de cultivos.
“Una tarea importante es la recuperación y puesta en marcha de las cuatro casas de cultivos protegidos” que, según él, sembrarán de ají picante Chile Habanero y tomate, cultivos con perspectivas en el mercado, el turismo, y en el caso del picante, la exportación.
Las bases están echadas, existen los cimientos, la disposición al apoyo empresarial y estatal; el gran reto es saldar las deudas y sostener la producción para el abastecimiento a esta gran ciudad de La Habana. El colectivo dirá la última palabra.