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Colombia nos ganó y el bronce se aleja en mundial sub-23

A golpe otra vez de una ofensiva que incluyó diez jits, de ellos dos cuadrangulares y un doble como extrabases, Colombia decidió con su victoria 6-1 este jueves la suerte de Cuba en el Campeonato Mundial Sub- 23, al que le quedan apenas dos jornadas para cerrar en Hermosillo, México.

Chapelli anota la única carrera de Cuba ante Colombia. foto: www.wbsc.org

Ahora a lo máximo que pudieran aspirar los muchachos de Eriel Sánchez será al tercer lugar, siempre y cuando le ganen a Panamá este viernes y luego hagan lo mismo el sábado. La esperanza es lo último que se pierde, dirían los más apegados y soñadores, pero siendo realista, muy realista, con una ofensiva tan pobre, una defensa que falló demasiado para este nivel y un pitcheo que en las aperturas de la Súper Ronda se desvaneció.

Decir que Jonathan Carbó debió saltar del box ante los primeros castigos o que tres de los seis indiscutibles cubanos fueron a la hoja de anotación con la rúbrica de Miguel Antonio González son verdades de un encuentro en el que casi por adelantado sabíamos el desenlace, sobre todo después del jonrón de Patrón Campero ante el pítcher pinero en el tercer inning.

Si hace dos años, cuando Colombia sorprendió a todos y nos ganó en los Juegos Panamericanos de Lima, escribimos que no era obra de la casualidad, sino del excelente scouteo realizado a nuestros bateadores, en esta ocasión el guion y la puesta en escena fue igualita. La pregunta retórica: ¿Por qué no lo podemos hacer nosotros también con los rivales?

Dentro de las moralejas que nos gusta ejemplificar está precisamente la utilización tardía del relevista Marlon Vega, el novato de la última Serie nacional; la correcta apuesta por Yuddiel González, un clásico remolcador a la hora que sea y autor de la única empujada de Cuba ante los sudamericanos.

Para quienes depositan la fe en una victoria ante Panamá este viernes que permitiría el sábado volver al ruedo en pos de un tercer lugar, mis respetos y coincidencia. El podio lo contemplo lejos, lejos y cuánto quisiera estar errado.

Un cuarto escalón en el torneo, y hasta un quinto sería justo y nos haría ver varias cosas, más allá del dolor que ya sufrimos en cada evento internacional de béisbol al que acudimos desde hace más de un quinquenio y del que regresamos con promesas de analizar lo sucedido y sin medallas. Esa es la triste y verdadera realidad.  ¡Cuánto quisiera estar equivocado!

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