Que las rachas estan para romperlas bien lo sabe un Luis Suárez que se ha pasado seis años maldiciendo cada vez que viajaba con su equipo de turno, Barça o Atlético, en partidos de Champions. 25 partidos donde había sido incapaz de marcar una diana que al fin llegó, no podía ser de otra manera, en terreno italiano. Si la racha arrancó en Roma, la racha acabó en Milán.
Superado el trauma al 9 el tanto le valió para convertirse ya en el máximo goleador rojiblanco de la temporada. Su cuarto gol del curso (tercero en una semana tras el doblete ante el Getafe) le permite superar a un Correa que arrancó la temporada con tres goles en las dos primeras jornadas pero que ha sufrido un parón en las últimas citas de los rojiblancos.
Cuatro tantos que, tras nueve partidos del Atlético, permiten a Suárez soñar con repetir la gran marca goleadora de su primera temporada con los del Metropolitano. Esos 21 tantos decisivos para LaLiga. Esos 21 tantos que no tuvieran continuidad en la Champions donde hasta Milán no sabía lo que era celebrar un gol con los rojiblancos tras los primeros siete partidos que jugó en el torneo continental.
La zona Suárez
Simeone se inventó ‘la zona Suárez’ para definir los últimos partidos de la temporada. Por lo visto en este arranque debería añadir una acepción a los tiempos extras tras el segundo partido que gana el 9 en el tiempo añadido. Tras Getafe, donde puso la rúbrica a los dos tantos, llegó la diana de Milán.
Tres puntos en Liga para no descolgarse de la cabeza de la tabla que encabezan Real Madrid y Real Sociedad. Tres puntos en Champions para aclarar el panorama en una fase de grupos que durante buena parte del duelo de San Siro se complicaba justo antes del doble duelo ante un Liverpool que ando lanzado tras marcar ocho goles en sus victorias ante el propio Milan y el Liverpool.