Por Evelio Tellería Alfaro
En la clausura de la Segunda Conferencia de la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores (Anir), a inicios del pasado año, el secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), Ulises Guilarte De Nacimiento subrayó: La Anir es parte de la economía, contribuye a su sostenimiento y desarrollo y su labor es patrimonio de la obra revolucionaria.
El también miembro del Buró Político del Partido enfatizó que la innovación —como cualquier proceso de cambio— requiere de talento, tenacidad y compromiso frente a los obstáculos e incomprensiones.
Este 7 de octubre, aniversario 45 de la Asociación, cabe recordar que en el primer objetivo de la Resolución sobre innovadores y racionalizadores aprobada en el XIII Congreso de la CTC, donde se acordó fundar la Anir, se precisaba como acción fundamental desarrollar al máximo la iniciativa creadora de los trabajadores, aprovechando las reservas existentes con vistas a lograr el aumento de la producción y la productividad mediante modificaciones y mejoras en la técnica, la tecnología y la organización de la producción.
Luchar contra molinos de viento es una frase de origen literario con el significado de pelear contra enemigos imaginarios, pero la mayor parte de los molinos que enfrentan estos ingeniosos son muy reales, pues constituyen las trabas que el poderoso vecino del norte impone a nuestro desarrollo.
La existencia de la Anir corrobora con total evidencia el incalculable potencial creador al servicio del país desde que en 1961 el Comandante Ernesto Che Guevara —su Presidente de Honor— promoviera la campaña Obrero, construye tu maquinaria.
El ímpetu emprendedor honra a los casi 200 mil hombres y mujeres de este destacamento en sus más de 9 mil Comités de Innovadores y Racionalizadores (CIR).
El efecto económico de las iniciativas evaluadas durante el año 2020 y hasta agosto del 2021 representa 574 millones 613 mil 441 pesos. Sobresalen los sindicatos de la Industria Alimentaria y la Pesca; Agropecuarios, Forestales y Tabacaleros; las Comunicaciones, la Informática y la Electrónica; Energía y Minas; Azucareros y de la Construcción. Meritoria labor ostenta el sector de la Salud por el admirable protagonismo de sus aniristas en el enfrentamiento a la pandemia.
El Decreto Ley no. 7, su reglamento y demás resoluciones del Citma, no solo garantizan de manera integral el sistema de ciencias, tecnología e innovación, del que forma parte la Anir, sino que también introduce un cambio significativo a favor de la remuneración a los autores, lo que da respuesta a un viejo reclamo de los innovadores.
[box title=»Al mal tiempo, creatividad» box_color=»#fddba6″ title_color=»#fffff»]
El Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, ha planteado: “La innovación permite aprovechar oportunidades, afrontar amenazas, disminuir la dependencia respecto a algo o alguien, sustituir importaciones, materias primas, generar un producto exportable o un nuevo mercado…”.[spoiler title=»Seguir leyendo» open=»no»]
Los innovadores y racionalizadores siempre han demostrado la validez de esta afirmación. El pasado año resultó el de más limitaciones financieras y materiales; y sin embargo, fue en el que más entidades reconocieron la aplicación de inventivas.
Ello evidencia, por una parte, que la adversidad no constituye freno, sino acicate a la respuesta de cientos de miles de trabajadores que acumulan una larga trayectoria en la solución de innumerables dificultades de la economía y la sociedad; y por otro lado, que las administraciones han ganado en conciencia de la importancia de su aporte. Pero todavía subsisten incomprensiones, subestimaciones, resistencia a aplicar las propuestas, obstáculos subjetivos que conspiran con el éxito de esta vital tarea. Se manifiestan en las insuficiencias a la hora de planificar en las empresas las actividades de ciencia, tecnología e innovación, en el no reconocimiento o registro de todas las innovaciones y dificultades con su generalización, entre otros problemas.
Cerca de los 200 mil hombres y mujeres integrantes de la Asociación se empeñan a diario en transformar su talento en un recurso económico, y con ello han seguido contrarrestando los negativos efectos del bloqueo al alargar la vida útil de industrias, maquinarias, herramientas, equipos y medios con alto grado de obsolescencia tecnológica; contribuir al ahorro, la sustitución de importaciones, influir en el incremento de la productividad del trabajo y hasta en la creación de recursos exportables.
Los resultados de la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores (Anir), en sus 45 años de existencia forman parte de la labor que realiza el movimiento sindical cubano en función del desarrollo económico de la nación.
A su quehacer se han incorporado de manera creciente trabajadores del sector no estatal, con significativos aportes a la eficiencia de los procesos productivos, y en el sector de la Salud Pública con iniciativas que han contribuido a sortear los nefastos efectos de la COVID-19.
La integración de todos los factores del Sistema de Ciencia, las empresas y universidades también ha favorecido considerablemente la labor de los aniristas.
Urge continuar fortaleciendo la planificación económica mediante el uso coherente de las potencialidades aportadas por los diagnósticos que conforman los bancos de problemas y los planes temáticos que se derivan de ellos, de manera que se destinen los escasos recursos con que contamos para la solución de cuestiones que entorpecen la eficiencia de los procesos productivos o de servicios.
Del mismo modo es preciso seguir insistiendo en la generalización de las mejores inventivas para multiplicar sus resultados, en el tiempo más breve posible, con el mínimo de gastos materiales y humanos.
La historia de importantes aportes a la economía y la defensa del país desde los años 60 del pasado siglo en que este movimiento fue impulsado por el Che, demuestra la fortaleza que representa coordinar la iniciativa creadora de cientos de miles de trabajadores, en una Asociación nacional. Ellos han reaccionado siempre ante los obstáculos sin dejarse vencer, por lo que, parafraseando el refrán, se puede decir que al mal tiempo ponen siempre la buena cara de la creatividad para aportar una respuesta segura.
*Presidente de la Anir
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Son muchas las opciones y posibilidades que en la última etapa de trabajo —algo más de un año— se han abierto para la remuneración y la estimulación a los autores de una innovación y racionalización.[spoiler title=»Seguir leyendo» open=»no»]
La introducción de algunas medidas implementadas por el Gobierno para el perfeccionamiento de la empresa estatal socialista y, recientemente, la publicación en la Gaceta Oficial 93, del Decreto Ley no. 7, su reglamento y otras normativas, que propician un funcionamiento más armónico y coherente del Sistema de Ciencias, Tecnología e Innovación, garantizan que este selecto grupo de talentosos trabajadores se beneficien con el aumento considerable en la cuantía de la remuneración de los autores.
Sin embargo, no en todos los lugares se ha comprendido conceptualmente que la introducción de una innovación o racionalización con resultados económicos favorables constituye un aporte individual por estos trabajadores, lo que ha dado al traste con que en no pocos reglamentos para la distribución de las utilidades no se haya distinguido a estos compañeros por su contribución a los resultados integrales de la entidad y, por tanto, reciban el mismo beneficio de aquel que no ha realizado el mismo aporte.
Este problema se ha dado por desconocimiento, falta de experiencia, y también de preparación y estudio de lo que legalmente está establecido en materia de ciencia, tecnología e innovación.
Un requisito indispensable, establecido en la Ley 38 de las Innovaciones y Racionalizaciones, es que para que una propuesta sea examinada por una comisión y avalada como innovación o racionalización, esta no puede ser resultante del contenido de trabajo de su autor o autores. Por tanto debe tomarse en cuenta que constituyen un aporte individual aquellas que tienen un efecto económico favorable y que evidentemente han contribuido y lo siguen haciendo a la eficiencia de la entidad y con ello a su utilidad.
La propia Ley también deja claro que la remuneración a los autores de una innovación o racionalización se realiza con independencia de los sistemas de primas y premios de la entidad, o sea, no puede ser la remuneración prevista en la Ley otra de las justificantes para no distinguir en los reglamentos que se elaboren con el fin de distribuir utilidades a los innovadores con resultados y aportes visibles.
La Resolución no. 56/2021 de la Ministra de Trabajo y Seguridad Social deja claro los términos que deben respetarse para definir lo que se considera aporte individual, lo cual, en un porcentaje elevado es compatible con las temáticas y el efecto que las innovaciones y racionalizaciones generan en los resultados de las entidades.
Si queremos realmente que el que más reciba sea el que más aporte, debemos, al menos en este caso, cambiar la manera de ver y analizar estos asuntos y emplear, de una forma más efectiva, las herramientas que en este perfeccionamiento del sector empresarial se han puesto en manos de los trabajadores, pues no solo para la distribución de utilidades se emplea el término “aporte individual”, existen otros como el pago por el alto desempeño, donde también es aplicable este término.
Corresponde a dirigentes sindicales de base y de la Anir exigir porque se cumpla, lo que con tanta fuerza se ha demandado, y que el Gobierno, de manera audaz, ha puesto en nuestras manos. En la base se encuentran las facultades, ya no hay que esperar indicaciones de los niveles superiores. Seamos coherentes con las posibilidades que se abren en este sector y no tengamos temor a que se beneficie, por cualquiera de las vías establecidas, aquel que más ha contribuido a ello. Lo necesita el hombre, lo necesita el centro, lo necesita la patria.
* Vicepresidente de la Anir.[/spoiler][/box] [/column][/row]
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Disponible para descargar en formato PDF: Separata Lunes 27 de septiembre de 2021 Economía
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