Si usted pregunta en Artemisa por Reinaldo Espinosa Collazo, muy pocos le podrán decir quién es. Pero si menciona el apodo de Upita, de inmediato muchos lo reconocerán. De baja estatura, con algunas libras de más y ojos castaños, no pasa inadvertido en ningún lugar.
Desde hace mucho tiempo sabe que su terruño es prodigo en buenas cosechas, sobre todo, cuando todas las manos se juntan. En la Unidad Básica de Producción Cooperativa (UBPC) Rigoberto Corcho lo saben bien. A Upita le gusta exigir, pero lo hace con las botas puestas.
Sencillo y solidario, este guajiro natural tiene claro que sus raíces están por siempre en la tierra roja de la occidental provincia, a la que se ha entregado con alma y corazón. A la abuela le debe el sobrenombre que lo ha acompaña y del cual no ha podido desprenderse, y a uno de sus tíos le agradece el haberle enseñado los secretos del corte de caña.
Tan así fue que, en 1990, cuando por vez primera asumió una contienda, subido a una combinada, fue el que más caña cortó y obtuvo el primer lugar a nivel nacional, posición que ocuparía durante 14 años. Ese número lo distinguiría, pues durante 14 años fue también Vanguardia Nacional.
Recuerda Upita que en el 2006 asumió la administración de la cooperativa. En ese entonces, contaban con 500 hectáreas y hoy sobrepasan las mil 200. Para lograrlo, hubo que desbrozar mucho marabú porque la tierra lo había parido por dondequiera.
Hoy, quien recorre la UBPC, se admira del aprovechamiento del terreno, de la diversidad de producciones logradas, la mayor parte dedicada al cultivo de la caña, pues es su objeto principal, pero también abundan los frutales, la siembra de arroz, una minindustria para procesar conservas, así como la cría de ganado bovino y porcino. En estos tiempos, también han privilegiado la siembra de cultivos de ciclo corto.
El centro constituye una fuente de empleo para muchos vecinos de la zona. Entre los trabajadores están los jóvenes, pero también hombres y mujeres de experiencia, quienes desde hace años acompañan a este dirigente que ha sabido ganarse el respeto y consideración de los suyos.
No hay secretos en la manera de dirigir de Upita: para él lo principal es ser ejemplo, única manera de asumir las responsabilidades, de pararse delante de un colectivo a dar cualquier explicación, por compleja que sea; lo hace además con su convicción de revolucionario, de su condición de militante del Partido Comunista de Cuba desde hace más de tres décadas. Y cuando se le pregunta del porqué de los logros de esta cooperativa, se los atribuye al abnegado colectivo, capaz de asumir los retos.
No todo es sencillo, mucho más con esta pandemia. El trabajo en el campo requiere sacrificios y por demás, están las limitaciones impuestas por el bloqueo económico de Estados Unidos sobre Cuba, el cual impide la adquisición de productos necesarios para los cultivos. Pero él dice que aún pueden ser más eficientes porque el pueblo y la economía lo necesitan. Y con sus verdades, va de un lugar a otro de la cooperativa, observando, sugiriendo y haciendo para que cada día la tierra entregue más frutos.