Quizás puede afirmarse, que la fabricación de materiales de construcción a nivel de barrios y municipios de Granma está en un momento de reanimación, que ojalá se consolide, perfeccione y mantenga en el tiempo.
Lo enunciado descansa en lo observado por el periódico La Demajagua, en recientes visitas a instalaciones de varios municipios granmenses en las que se elaboran recursos del tipo mencionado.
También, en las declaraciones frente a cámaras de la televisora CNC-tv, hechas por directivos de la Empresa productora de materiales de construcción (EPMC), del Poder Popular en Granma.
En la ocasión Sulaida Magdelín Ferrales Cover, directora de esa entidad, precisó que el encargo social de esta es producir y comercializar (mediante Comercio Interior) los recursos que obtiene, la mayor parte de los cuales son destinados a la edificación o reparación de viviendas de personas favorecidas con la entrega de subsidios para ese fin.
Importante soporte de un noble programa
Los materiales de construcción logrados a nivel local, son uno de los soportes del de Programa Nacional de la Vivienda (PNV), iniciado en 2018, loable propósito para resolver en una década los déficits habitacionales acumulados durante años, priorizando los casos de daños causados a hogares por eventos meteorológicos y los que se encuentran en condiciones precarias.
El PNV comprende 3 planes: estatales, subsidios y esfuerzo propio.
En el caso de Granma, un censo de su fondo habitacional realizado en 2017 puso de manifiesto la necesidad de hacer, en el transcurso de 10 años, algo más de 44 mil 600 nuevas moradas, y efectuar 213 mil 342 acciones de conservación y 21 mil 126 de rehabilitación.
Hacer realidad tal proyección, requiere aprovechar cuántas posibilidades existan, máxime en las condiciones actuales, en que es ínfima la entrega a la EPMC del imprescindible cemento y otras producciones de la gran industria del sector constructivo.
Reservas de recursos naturales hay en abundancia
De recursos minerales no metálicos, “Granma tiene una de las mayores reservas del país: roca caliza, roca volcánica, vidrios volcánicos, margas, arcilla…”, expone Danilo Andréu Garcés, subdirector de producción de la EPMC.
A lo anterior vale añadir las palabras siguientes del ingeniero Jorge Anacleto Sosa Díaz, quien durante 20 años llevó a cabo la prospección de los mármoles en nuestro territorio, en el que, asegura,” hay reservas incalculables de rocas marmóreas de varias tonalidades”.
Algunos antecedentes
Los ejemplos reseñados a continuación son valiosísimas experiencias puestas en práctica en la década de los ´90 del siglo precedente, lideradas por Ignacio Rodríguez Navarro, con amplia experiencia en el sector de la construcción, y el reconocido arquitecto Miguel Antonio Bermúdez Oliver, ambos ya fallecidos.
En esos duros años del período especial, en que se disponía de menos cemento y combustible que ahora, ellos motivaron a empresarios, trabajadores y residentes en cada comunidad, a buscar soluciones alternativas a la edificación de viviendas, y lo consiguieron.
Ignacio contó: “Entonces no había cemento industrial ni casi nada con qué construir casas. Se hicieron “inventos” interesantes, por ejemplo, el bloque U de hormigón para zapata y cerramento, que no necesita molde de madera ni puntillas.
“La fabricación de ladrillos de barro aumentó de manera considerable. La Agricultura, el Ministerio del Interior y el ya desaparecido MINAZ, devinieron grandes productores. En todos los municipios granmenses había tejares; unos producían más, otros menos, pero lo hacían.
“Al mismo tiempo, se dieron pasos para elaborar cemento romano con zeolita y ceniza de centrales azucareros. Fue montada una planta en Angostura, Buey Arriba, que produjo miles de toneladas, hasta que a alguien se le metió en la cabeza desbaratarla.
“Aumentó la producción de cal en las plantas existentes y montaron pequeños hornos artesanales en algunos lugares de Pilón; El Bon, en Jiguaní, y El Jardín, en Cauto Cristo, entre otros, que luego por distintas causas dejaron de funcionar.
“El que tiene cal puede darse el lujo de hacer tercio, o sea, dos partes de arena y una de cal, que funge como aglomerante y con el cual usted ahorra cemento.
“En la Sierra Maestra encontraron arcillas de varios colores, con las que elaboraban pigmentos para la pintura fabricada con cal”.
La capacidad instalada consistía en 70 máquinas manuales de palanca para fabricar bloques machihembrados (compuestos por arena, granito y cocoa), y otras 37 de bolas en las que se hacían ladrillos; 45 destinadas a la confección de celosías; 31 tejares de ladrillos de barro; cuatro hornos de cal del MINAZ, el Poder Popular y la Agricultura; 28 máquinas de tejas TEVI y 26 fábricas de pintura.
Retomar lo posible de aquella experiencia es válido. Lo corrobora una ponencia del ingeniero Julio Oramas López, sobre edificios biplantas hechos entonces en Jiguaní mediante el empleo de piedras, cocoa (tierra blanca) y cantidades mínimas de acero y cemento, que han resistido el paso del tiempo.
Algunos ejemplos
Al evaluar las potencialidades en cuantos materiales existentes en el municipio, comprobamos que abunda la cocoa, y en Cayo Espino hay una cantera de la que se pueden extraer considerables cantidades de áridos, expone Raúl Espinosa Argentel, director de la UEB Manzanillo de la EPMC.
“Retomamos, apunta, el proyecto Alterna, de producción de bloques de tierra comprimida, que tienen buena resistencia, no necesitan repello, ni grueso ni fino, los cuales vendemos en módulos”.
En la costera localidad, acota, fue rescatada la producción de ladrillos de barro cocido, de los que hacen de 100 a 120 mil unidades cada mes, fabrican cemento bajo carbono, puertas y ventanas de madera y si el cliente lo desea se las instalan, la UEB adquiere pinturas de un trabajador por cuenta propia y brindan el servicio de pintar inmuebles.
Tanto Espinosa Argentel como Ifraín Verdecia Torres y Arisleidis Sosa Puebla, directores de las UEB de la EPMC en campechuela y Yara, respectivamente, remarcan que el tener cada vez mayor autonomía y las iniciativas puestas en práctica, han elevado el salario de los trabajadores de menos de tres mil pesos en los primeros meses de este año, a seis, siete mil y más en los recientes.
En marcha contra viento y marea
Sulaida Magdelín Ferrales Cover precisó a esta publicación, que en las actuales circunstancias, signadas por limitaciones económicas a causa del recrudecido bloqueo de Estados Unidos a Cuba y la pandemia de COVID-19, la EPMC “no ha detenido ninguno de sus procesos, acometemos la producción de los 18 renglones que son primordiales para hacer una vivienda, por ejemplo, bloques de hormigón, ladrillos de barro cocidos, lavaderos, mesetas, tanques para agua, pinturas…”.
Ese hacer reivindica al barro, la piedra de potrero, la arena de río y demás recursos que Madre Natura pone a mano de quienes están decididos a emplearlos para hacer y conservar viviendas. (Tomado de lademajagua.cu)