Un trozo de papel, con escritura de puño y letra, destaca: “(…) médicos como usted también curan el alma. Le agradecemos infinitamente, Juanita y familia”.
Es uno entre tantos halagos, escrito con lágrimas en el rostro por una madre llena de alegría, que atesora en su cartera la doctora Leticia Mercedes Sese Puente, quien un día de julio pasado, sin encontrarse con su familia en Songo-La Maya, llegó a Ciego de Ávila procedente de la República Bolivariana de Venezuela.
La integrante del contingente internacionalista Ernesto Che Guevara postergó sus vacaciones para cumplir otra misión en el preciso momento en que la tierra avileña se había convertido en el epicentro de la COVID-19, en Cuba.
Aún presente en la zona roja, poniéndole luz verde a la vida para que la situación epidemiológica cambiara de color, la santiaguera de 29 años de edad continúa junto a los avileños. “Cuando llegamos a esta hermana provincia se reportaban más de mil casos positivos en una jornada, hoy la tendencia apunta al control de la enfermedad, aunque nadie debe darle confianza al descuido”, subraya.
La especialista de Primer Grado en Medicina General Integral, cuenta que “en la Escuela Camilo Cienfuegos, acondicionada como centro de aislamiento, ayudamos, incluso, al traslado de los botellones de oxígeno para socorrer a pacientes graves y críticos.
“Luego, al convertirse el hotel Ciego de Ávila en hospital pediátrico para esta contingencia epidemiológica, nos trasladaron y aquí atendemos a los niños y acompañantes, desde el punto de vista médico y psicológico, donde agradecemos el apoyo de cocineros, camareros y otros trabajadores de esta instalación de turismo”.
En la propia institución de campaña también permanece activa Yliana Jaramillo Hernández, licenciada en Enfermería, de Villa Clara. “Cuando llevaba ocho meses luego de mi segunda misión en Venezuela —comenta— di el sí ante el llamado de ayudar a Ciego de Ávila, donde tengo la satisfacción de brindarles atención a niños, por primera vez en 30 años de labor profesional.
“Mi mayor gratificación es saber que se han recuperado bien los pequeños y acompañantes egresados de este centro, donde permanecemos defendiendo la vida, a pesar del cansancio físico-mental y la ansiedad por no poder reunirnos con nuestros familiares”, afirma.
Junto a la labor del personal de la provincia, la eficacia de la ayuda solidaria es valorada por el doctor Abel Denis Ruiz, director de la unidad asistencial: “Desde el 3 de agosto que comenzamos aquí han egresado más de mil 500 pacientes, hoy tenemos unos 60 ingresados. Antes se completaban las 226 capacidades, a los que se sumaban los acompañantes…”.
La doctora Dailyn Sordo Peláez, secretaria general del Buró Provincial del Sindicato de Trabajadores de la Salud, también reconoce que la colaboración de más de 400 profesionales del sector de otras provincias ha propiciado un gran impacto en la disminución de la tasa de incidencia por cada 100 mil habitantes.
“Con este ejército de refuerzo se logró, por ejemplo, que el médico titular regresara a cada consultorio, con vistas a priorizar la atención primaria a la familia, ya que muchos de ellos habían pasado a centros de aislamiento, estaban enfermos o se habían acogido a la ley por tener hijos pequeños. Por eso fue necesario reorganizar la fuerza y potenciar la atención en edades pediátricas”, enfatizó la sindicalista.
El sentir del colectivo del pediátrico-hotel Ciego de Ávila se concentra en otra parte de las declaraciones de la enfermera villaclareña Yliana Jaramillo: “Considero que nuestra ayuda está presente en el Concepto de Revolución definido por el Comandante en Jefe Fidel Castro: “(…) es modestia, desinterés, altruismo, solidaridad y heroísmo (…)”.