Cuba insertará a las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) de manera activa a la vida económica, para que aporten a la transformación productiva y comercial de la nación.
Como afirmó recientemente la vice ministra de Economía y Planificación Johana Odriozola, el objetivo es que no tengan, como en algunos países de América Latina, un carácter de subsistencia sino aporten al producto interno bruto e impacten en el empleo y las exportaciones con bienes y servicios.
Las mipymes surgen a partir de la necesidad de regular un tipo de sujeto no existente en la práctica cubana, y por primera vez en el ordenamiento jurídico surge un actor económico que responde a diferentes formas de propiedad (privada, estatal y mixta).
Además en sus normas jurídicas, aprobadas el pasado 6 de agosto con decretos leyes específicos, no solo regulan el nacimiento de un nuevo actor económico sino también estrenan conceptos en el ordenamiento jurídico cubano, como la unipersonalidad (un único dueño) y la sociedad de responsabilidad limitada.
Se trata de un tipo de sociedad mercantil muy utilizado en el mundo en los pequeños y medianos emprendimientos, cuya referencia en el país son las sociedades anónimas para las empresas mixtas u organizaciones de capital ciento por ciento cubano, pero en el nuevo tipo las reglas cambian, porque tienen que ver con las aportaciones de los socios.
También por primera vez se regula un actor económico que responde a diferentes tipos de propiedad, ya que las mipymes podrán ser estatales, privadas o mixtas (unión de las dos primeras).
Además, clasifican según el indicador del número de personas ocupadas, incluidos los socios, en: micro empresa con un rango de trabajadores de uno a 10, pequeña empresa de 11 a 35 personas y mediana empresa de 36 a 100.
El propósito es aprovechar todas las potencialidades internas del país, el talento formado, las reservas por explotar en función de diversificar la producción nacional y un crecimiento económico con el mínimo de componentes importados.
Para ello el ordenamiento monetario, iniciado el 1 de enero de este año, facilitó poner a todos los actores económicos en igualdad de condiciones al eliminar la dualidad monetaria y cambiaria, algo que impedía un real encadenamiento productivo con el sector estatal y medir con exactitud la eficiencia y sus resultados.
Estimulante resultan para estas nuevas organizaciones las adecuaciones al régimen tributario, lo cual implica un tratamiento sobre la base de cargas impositivas bajo el principio de quien más gane, más aportará.
De tal modo las mipymes aportarán con sus gravámenes a los presupuestos municipales, como lo hacen las restantes formas de gestión no estatal, con el fin de apoyar el desarrollo local y en función del crecimiento y sostenimiento de los gastos sociales de los territorios.
A ello se sumarán los incentivos fiscales que implican un periodo de exención de pago de impuestos para iniciarse en mejores condiciones financieras y organizativas, beneficios aplicables cuando exporten, participan en parques tecnológicos industriales y utilicen fuentes de energía renovable en su funcionamiento.
Las micro, pequeñas y medianas empresas constituirán un actor con un papel dinamizador en el escenario económico actual, en aras del desarrollo y la diversificación de la producción con mayor valor agregado nacional y fomentarán el empleo y el bienestar de la sociedad, de acuerdo con la Estrategia Económico-Social trazada por el Estado y Gobierno cubanos. (Tomado de Prensa Latina)