Ocurrió en la CTC el 9 de febrero de 1959, en una plenaria de la Federación Nacional de Trabajadores Azucareros (FNTA) para discutir las demandas de los obreros del sector con los dirigentes de los centrales allí presentes. Sin embargo, al escuchar al Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, los delegados de manera unánime decidieron abandonar sus reclamos y seguir las orientaciones del líder de la Revolución. ¿Qué había sucedido?
Con ese fin se fue creando una legislación a favor de las masas laboriosas hasta llegar a la Ley 116, Código de Trabajo, y dentro de esta el capítulo XIV referido a los Convenios Colectivos de Trabajo. Si en muchas ocasiones estos no han cumplido su papel en las relaciones laborales es porque no han sido el fruto de una verdadera negociación entre las partes involucradas.
Las profundas transformaciones que tienen lugar en el ámbito laboral requieren de nuevo un cambio de mentalidad que despoje de formalismos el Convenio, y lo convierta en un traje a la medida del centro. Esto se ha dicho reiteradamente, pero ahora son muchos, novedosos y decisivos los asuntos que debe plasmar, esenciales en la actualización de nuestro modelo económico.
La negociación es imprescindible, por ejemplo, ante la creciente autonomía que se les concede a las empresas para fortalecer su gestión y para asumir transformaciones tan trascendentales como eliminar la obligación de utilizar la escala salarial para el pago en las empresas estatales, o la creación de las empresas filiales y las Mipymes en el sector estatal.
¿De qué manera se garantizará en esas condiciones la justeza de la remuneración? ¿Cómo en las nuevas estructuras se armonizarán los intereses de los empleadores y los derechos y deberes de los trabajadores? Son algunas, entre otras diversas interrogantes, a las que tendrá que dar respuesta el Convenio Colectivo de Trabajo.