Admitámoslo otra vez. Alto, claro y sin temores, el deporte para personas con discapacidad en Cuba, sin estridencias, alejado de los focos de interés de la mayoría, aunque a algunos les cueste reconocerlo, con mucha gallardía trata de demostrar en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020 su infatigable capacidad de voluntad y superación.
¿Lo duda?, pues si es así, le invito a que comience a repasar lo que puede lograr nuestra reducida delegación (16 atletas en siete especialidades), entre centenares de almas rebosantes de espíritu. Hasta la fecha los criollos no han podido asaltar el podio, sin embargo se deben aplaudir las demostraciones del paratenista de mesa Yunier Fernández y el judoca Yordani Fernández (+100 kg), quintos en sus respectivas disciplinas.
Asimismo, el pesista Oníger Dreke concluyó séptimo en la división de los 88 kilogramos, igual posición a Gerardo Rodríguez (81 kg) sobre el tatami y a la discóbola Noraivis de las Heras Chibás, quien en su sexto y último intento en la categoría F44 envió el implemento hasta los 30,62 metros, lo mejor de la temporada para ella.
Es cierto que si la pandemia no hubiera azotado con tanta crudeza a la humanidad muchas delegaciones, entre ellas la nuestra, habrían asistido con una mayor cantidad de competidores. Aun así, en medio de la tempestad la intención de los deportistas cubanos es continuar ensanchando su galería de júbilos y medallas.
Es importante recordar que en la pasada edición de Río de Janeiro 2016 Cuba alcanzó 15 preseas, ocho de ellas doradas, para anclar en el escaño 18 por países.
En esta ocasión será necesario aprovechar al máximo el rendimiento de las figuras de mayor nivel como son Omara Durand (debuta hoy lunes en las semifinales directas de 400 metros), y el nadador Lorenzo Pérez, quienes atesoran el mayor número de conquistas históricas del grupo.
Leinier Savón y Ángel Jiménez (salto largo) junto a Leonardo Díaz (lanzamiento del disco) y Guillermo Varona (lanzamiento de la jabalina) saldrán igualmente este lunes al estadio olímpico de Tokio.
Las jornadas que se avecinan serán intensas para este puñado de valientes que sostienen su particular combate con la vida. Incluso, se prueban, disfrutan y vencen, aunque la presea no siempre vaya a sus cuellos. Ahí está también su grandeza.
Ojalá en el futuro cercano estas hazañas y vivencias puedan ser contadas por más periodistas desde el lugar de los hechos. Sus protagonistas se lo han ganado con creces. Sería un premio para ellos y un regalo para la afición. Sin olvidar que se perpetuaría aún más en nuestros medios su legado e infatigable espíritu de superación. Ese que los ha llevado a las más altas cumbres. ¿No lo creen?