El arte y la cultura insulares poseen un vigoroso y emergente relevo cuya presencia se ha hecho evidente a través de la radio, la televisión y las redes sociales durante este tiempo en que la pandemia de la Covid-19 ha inmovilizado el acto de creación entre algunos exponentes de las diferentes expresiones artísticas.
Ruandi Gongora Cabodevilla (La Habana, 31 de mayo de 1989) es uno de esos multifacéticos jóvenes con una carrera de éxitos en el teatro, la dramaturgia y la poesía. Desde que el pasado año comenzó el necesario aislamiento social que aún se prolonga debido a la proliferación del mortal virus, él centró gran parte de su “atención y esfuerzos en la creación del proyecto literario Cuento Caribe, en el 2020. Y más reciente, en mayo del 2021, en el estreno del programa de televisión Cuento Caribe, transmitido por el canal Tv Mundo Digital Conectando la cultura latina, por Facebook Live y Youtube Live.
“En este espacio televisivo soy el guionista y uno de los tres conductores y directores generales, junto a Gabriel Colarte Reyes (Cuba) y José Rabelo (Puerto Rico)”, dijo Ruandi.
Graduado de la Escuela de Instructores de Arte (EIA) en la especialidad de Teatro (2008), Licenciado en Psicología General en la Universidad de La Habana (2015) y egresado del Seminario de Dramaturgia del Centro Nacional de Investigaciones de las Artes Escénicas (2010), este apuesto y carismático muchacho ha integrado, como actor, los colectivos Teatro de la Villa, Teatro Bufos y la Compañía Teatro Océano. Actualmente se desempeña en el Grupo Teatro Pálpito, que dirige el maestro Ariel Bouza; en tanto es instructor de Teatro en la Casa de Cultura Rita Montaner, de Guanabacoa, donde sostiene un proyecto virtual con numerosos infantes de aquella localidad.
En esas agrupaciones ha incursionado en puestas en escena como titiritero, actor dramático, actor de teatro infantil, clown; y también en comedias y en musicales.
El nombre de Ruandi fue escogido por su madre en evocación al célebre personaje homónimo de la obra —igualmente titulada— del reconocido dramaturgo, investigador y director teatral Gerardo Fulleda León (Santiago de Cuba, 12 de febrero de 1942), Premio Nacional de Teatro 2013, quien a través de este personaje narra la historia de un niño esclavo y su ferviente amistad con la hija del dueño del ingenio, quien lo ayuda a escapar en busca de la libertad.
Mulato cobrizo, emprendedor y alegre este joven atesora tres momentos cruciales en su vida como teatrista: “el primero, la puesta en escena Cuentos del Decamerón, con la que me inicié como actor en un grupo profesional a los 23 años de edad. Fue un logro inmenso después de años de espera, preparación, superación, sacrificios. Por eso considero primordial el estudio, la dedicación constante; así cuando se presenta un proyecto, estamos preparados para dar el paso al frente y asumirlo con entereza. Coincidí, además, con actrices y actores que se convirtieron en amistades muy cercanas.
“El segundo —agregó— fue el estreno de la puesta en escena En el Parque (2017). Gracias a Esther Suarez Durán este proyecto llegó a Mariam Mariño Costa, amiga personal y actriz talentosísima. Juntos asumimos la co-dirección. Establecimos la premisa de realizar un homenaje a la puesta en escena de Vicente Revuelta, estrenada en Teatro Estudio con los actores Alina Rodríguez y Adolfo Llauradó, pero desde nuestra visión como directores noveles.
Fueron casi dos años de montaje. Constituyó un reto aún mayor después del cambio de todo el elenco de actores y la dualidad artística asumida por Mariam al ejecutar al unísono los roles de directora y actriz. Entonces asumí un peso más significativo desde la dirección escénica. Estrenamos y cada momento del proceso creativo fue una escuela.
Ruandi rememoró su estreno como dramaturgo “en una agrupación teatral profesional. Ocurrió en la Compañía Teatro Océano, en octubre del 2019 y el texto que me regaló esa bendición fue Sabor a Cuentos.
Asimismo trabajó como Psicólogo Organizacional en la Empresa de Mantenimiento del Petróleo y gracias a su excelente y viril timbre, con cálidos y variables matices, su voz impacta y penetra en el auditorio, sobre todo entre los infantes, con naturalidad y gracia. Igual virtud ha hecho posible que su presencia sea recurrentemente solicitada como locutor y animador en espectáculos, galas y veladas en La Habana y Matanzas. También es uno de los directores generales del programa televisivo Cuento Caribe, del que fue nombrado, junto a sus compañeros, Director General para la zona del Caribe.
También es ganador de numerosos premios y menciones en cuento, dramaturgia y poesía en el Concurso Alfredo Torroella, (2013, 2015, 2018, 2019 y 2020); así como de varios reconocimientos por la realización del programa Cuento Caribe, además del Premio Mother Teresa Global Peace Ambassador Award, recientemente otorgado por la Fundación Internacional Madre Teresa (India) y del Certificado de excelencia por su brillantez en el campo cultural y humanitario, conferido por el Foro Internacional para la Creatividad y la Humanidad (IFCH, en sus siglas en ingles) y el Reino de Marruecos, en agosto del 2021, entre otros muchos laureles.
Este amigable artista afirma que “cuando me preguntan si soy escritor, digo sí, lo soy. Escribo desde los 14 años. Aunque no pensé dedicarme profesionalmente a la escritura. Ahora lo tomo más en serio; al menos una mitad del tiempo, en la otra mitad juego y sueño, me desahogo, comunico, escribo. Puedo mencionar que he incursionado en la poesía, el cuento, el mini cuento (además de la dramaturgia y el guion). Pero son destellos, diminutos destellos. Transito un camino que en ocasiones siento que me queda gigante. Más no me desanimo. Ya empecé el recorrido. Voy paso a paso. No tengo miedo de las fases ensayo-error. Hay mucho por aprender. Y sueño con materializar mis ideas”.
En su fértil andar por el mundo del arte, también ha recibido cursos, talleres y seminarios de actuación, clown, narración oral, danza contemporánea, técnica de guiones, técnicas aplicadas de lingüística y locución, diseño y confección de figuras y dramaturgia; consolidación de una personalidad que a la altura de sus 32 años de edad trasciende dentro de las artes escénicas y la literatura y en la que “sería imperdonable no mencionar profesores de la escena teatral a cuales agradezco infinitamente, como Bebo Ruiz, Armando Morales y Mayra Navarro; además de Omar Amador, Blanca Felipe… Otras personas igualmente importantes y decisivas en mi andar dramatúrgico, vinculadas a los géneros literarios, son José A. Rabelo, Félix Anesio y Daniela Buscemi.
La poética de Ruandi ha sido publicada como parte de las antologías Senderos de los Sueños y Senderos del dominio propio (ambas del 2021) por la Editorial Family Awake, de Argentina; y actualmente prepara un libro sobre su obra dramatúrgica, el cual aparecerá bajo el sello editorial Argos Iberoamérica, de la Agencia de Información Argosis Internacional en la Red, de Estados Unidos.
Al preguntarle cuáles considera sus mayores logros artísticos en tan breve tiempo, sin pensarlo mucho respondió: “uno de mis mayores resultados ha sido la constancia, pese a detractores y obstáculos. Gracias a esa perseverancia cumplí mi sueño infantil: ser actor. Hacer lo que uno ama, lo que te llena de emoción y te motiva a levantarte de la cama para seguir adelante pese a los problemas… Cuando uno puede vivir de lo que más ama y además, si a través de ello puedes ser útil de muchas maneras a otras personas, ¿qué mayor bendición que esa se puede encontrar?
“Otra gran suerte —añadió— ha sido poder contar con personas sin las cuales quizás, los logros no se hubiesen concretado, entre estos Gisela Cabodevilla, mi madre; Gladys Cabodevilla, mi tía; mi amiga incondicional Malena Peña Castro; Grabiel Colarte Reyes, con el que he emprendido proyectos creativos de significativa trascendencia para ambos; y recientemente mi asesor y consejero José Rabelo, entre otros más a los cuales agradezco su interés y dedicación en mi desarrollo.
Miembro de la Asociación Internacional de Teatro para Niños y Jóvenes (ASSITEJ, en sus siglas en inglés) y de la Asociación Hermanos Saíz, Ruandi recuerda que “mientras cursaba el Noveno Seminario de Dramaturgia del Centro Nacional de Investigaciones de las Artes Escénicas (CNIAE) aprendí a escribir con mayor responsabilidad. En la EIA había escrito intentos de obras pero nada que merite ser mencionado. Gerardo Fulleda, Eberto García y Osvaldo Cano fueron guías certeras para expandir mis horizontes; También Sonia Antinori (Italia) y la profe Blanca Felipe Rivero en años recientes. La disposición, el afecto y el asesoramiento siempre disponible de Maikel Chávez en un momento decisivo de mi creación también lo agradezco hoy públicamente”.
Igualmente reconoció las influencias ejercidas en él como instructor de teatro, así como “el trabajo de dirección del grupo Teatro Jitanjáfora desde el 2007 y la dirección artística que asumí de la Acción Sociocultural Alas del Porvenir (acción comunitaria fundada y dirigida por mi madre Gisela Cabodevilla Ordoñez), donde encontré una vía de entrenamiento para escribir teatro. Cada experiencia se vinculó a otra y así, encontré el público principal al cual destinaría la mayoría de mis textos teatrales. Dentro de la mencionada labor social y comunitaria he estrenado varias obras infantiles de mi autoría.
“Tocó aguardar —dijo— hasta el año 2019, y gracias a una situación de un espacio vacío en la programación de funciones de la compañía teatral donde laboraba, el surgimiento de lo que sería después mi primer texto estrenado por un grupo de teatro profesional: Sabor a Cuentos”.
A través de breves incursiones, la destreza artística de este joven también se extiende a la radio, la televisión y el cine. “Tuve experiencias muy fugaces mientras estudiaba en la EIA. Durante esa época integré el talento artístico del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) y del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC). Recuerdo el teleplay Donde anidan las orugas, de Marta Recio, entonces tenía 17 años; allí aparezco en una pequeña escena que rememoro con gratitud y nostalgia.
“Desde mayo del 2021 —subrayó—un nuevo proyecto audiovisual llegó a mi vida. El canal digital Tv Mundo Digital Conectando la cultura latina, radicado en Costa Rica, el cual invitó a Cuento Caribe a tener un programa de televisión dentro de su parrilla habitual de programación. Así surge este espacio desde Cuba para el mundo del cual soy guionista y uno de los conductores y directores generales.
Los antecedentes del proyecto Cuento Caribe se encuentran en la realización de la obra Sabor a Cuentos, y su fin esencial es, según Gongora, “dar a conocer la literatura infantil en esta zona geográfica. De esta región para el mundo, y del mundo hacia el Caribe. Ese es nuestro objetivo, por eso el proyecto se nombra Cuento Caribe. Con respecto al programa de televisión, también de igual nombre, está concebido como una extensión del proyecto original llevado al mundo audiovisual.”
Es propósito fundacional del proyecto, promocionar y compartir la literatura infantil escrita por autores, mayormente caribeños, mediante variadas secciones artísticas.
Ruandi lleva paralelamente la actuación, con la instrucción y la escritura de textos poéticos y dramáticos. Al preguntarle de qué manera conjuga tales desempeños y en cuál de estos se siente mejor realizado o se identifica más, categóricamente dijo:
“Todas estas disciplinas pueden conjugarse e interactuar, retroalimentarse sin luchar, aportar una a la otra. Son procesos creativos que no necesariamente deben coexistir aislados. Al menos esa cosmovisión la he puesto en práctica hace años y me ha dado resultados satisfactorios. Por ejemplo, para construir un personaje es necesario elaborar su historia de vida. Conocerlo a fondo. Pero quizás en el libreto o guion no hay información suficiente. Entonces para completar la información faltante si usamos la imaginación y la creación literaria podremos crear un personaje tridimensional. Es un momento que puede resultar provechoso para unificar ambos desempeños.
“Hace años —añadió— cuando actuaba en una puesta en escena, el montaje me inspiró tanto, que me llevó a escribir una obra de teatro y varios poemas. Escoger con cual me identifico más sería cometer un acto de traición contra mí creación personal”.
El destacado artista recuerda que, según le ha dicho su mamá, a “los cuatro años ya manifestaba mi vocación por la actuación. Entonces ella me presentó a una audición para un proyecto de teatro en la Casa de Cultura de Guanabacoa. Aprobé pero no participé. Me mantuve firme en mi decisión, así que me negué a hacer las pruebas de aptitud para la Escuela de Música Guillermo Tomás. En la escuela primaria donde estudié, fundé y dirigí una especie de grupo de teatro y nuestros montajes improvisados eran muy aclamados. A los 11 años me retiré del equipo de atletismo de mi localidad para pertenecer a uno de los talleres de actuación del Grupo Teatro de la Villa, bajo la guía de su director, Tomás Hernández Guerrero. Ese fue el comienzo decisivo de todo.
Sobre su creación lírica expresa que concluyó “el borrador de mi primer poemario a los 23 años. Siempre estaré agradecido con mi querida y entrañable María Murdoch (escritora y profesora) por leer con ojo crítico mis noveles pasos poéticos en aquel entonces. Así quedó registrado en el Centro Nacional de Derecho de Autor (CENDA) y lo guardé en mi archivo personal. Años después comencé a revisitar el empolvado borrador. Entonces la reescritura ocurrió cual acto natural, fluido, necesario; desde una madurez más asentada. Durante ese proceso las motivaciones me impulsaron a iniciar un segundo poemario que aún permanece inconcluso.
“Los temas que me movilizan a desahogarme —puntualizó— pueden ser tan variados como contrapuestos. Eso sí, suelen centrar el foco de atención en el ser humano como individuo capaz de cuestionar los fantasmas que le persiguen e impiden sanar emocionalmente. Humanos que no callan el dolor; lo transforman, en medio de situaciones extremas o agotadoras. Este 2021 pude palpar uno de mis sueños. Tres textos (de los más queridos) participaron en la Antología Senderos y fueron publicados por la Editorial Family Awake, de Argentina. Esta bendición sucedió gracias a Daniela Buscemi (Argentina), José Rabelo (Puerto Rico) y Félix Anesio (Estados Unidos). Mis reconocimientos a cada uno por su orientación, el apoyo y la confianza total hacia mis intentos poéticos. ¿Cuáles son mis textos más logrados? Los que conectan con el lector y permanecen en su memoria minutos después de concluida la lectura, abriendo una ventana a las emociones y los cuestionamientos.
Felizmente realizado como joven artista de la vanguardia insular, Ruandi afirma que entre sus proyectos inmediatos y futuros se encuentra “continuar creciendo en mi formación como artista y ser humano. Ese es un proyecto estable al que no pretendo renunciar y en el cual dispongo mi energía y aliento día a día. Tengo otros, que de una forma u otra se conectan con el macro-proyecto mencionado. Y estoy enfocado en llevarlos a término. Y a la par: soñar, crear, aprender, escribir, actuar, dirigir, enseñar, amar, luchar, respirar, vivir…”.